China es el nombre que nos viene a la cabeza al hablar de megaconstrucciones. El país ha afrontado algunas de las obras más complejas de estos últimos años y tiene proyectos faraónicos como el de la nueva presa más grande del mundo o el túnel más complicado. En esta materia, Europa no se queda atrás con dos proyectos que quieren ser los túneles más largos del mundo en diferente es campos: el del mayor túnel sumergido, con 120 kilómetros, y el del túnel ferroviario más largo del mundo: el de Base del Brennero.
Un proyecto de 2006 que por fin da resultados.
El túnel de Base del Brennero. Estamos hablando de una obra que se ha dilatado mucho, con varios cambios de planes y fechas estimadas de finalización. La construcción comenzó oficialmente en 2007, pero las excavaciones no arrancaron hasta 2015. Forma parte del corredor europeo Escandinavia-Mediterráneo (o SCAN-MED) y tendrá el eje Múnich – Verona. El objetivo es facilitar la comunicación entre países salvando un imponente obstáculo natural: los Alpes.
Esto es algo importante de cara a mejorar la red comercial y de pasajeros en Europa debido a que los trenes se están convirtiendo en la herramienta para depender menos del avión en pleno camino a la descarbonización y, además de permitir una conexión más rápida entre Alemania e Italia, se transferirá gran parte del tráfico de mercancías alpino de la carretera al ferrocarril. La idea es menos atascos en carreteras, menos emisiones de CO₂ y, evidentemente, una aceleración en la logística entre el norte y el sur de Europa.
Colosal. Las características del túnel, imponen. En total, tendrá una longitud de 64 kilómetros, lo que lo convertirá, según sus impulsores, en el túnel ferroviario más largo del mundo cuando entre en funcionamiento. El tramo principal entre la ciudad italiana de Fortezza y la austriaca Innsbruck tendrá unos 55 kilómetros de longitud y estará compuesto por dos túneles paralelos con una única vía cada uno.
Estarán conectados cada 333 metros por túneles de servicio para permitir una rápida evacuación en caso de fallo y algo singular es que será un túnel “plano”, con casi todo el trayecto a unos 794 metros sobre el nivel del mar. Esto es necesario para permitir operar los trenes con un menor consumo, ya que en algunos trayectos actuales por la región alpina hay trenes que necesitan varias locomotoras debido a la inclinación de la vía.
Más allá del transporte. La idea es que permita el paso de trenes de mercancías de hasta 3.000 toneladas y trenes de pasajeros que podrán circular a alta velocidad (250 km/h frente a la media de 50 km/h actual debido a las exigencias del terreno), pero ya que están agujereando la montaña, aprovecharán para algo más.
Una docena de metros bajo las galerías principales, habrá otro túnel de cinco metros de diámetro y otros casi 56 kilómetros de largo. Será lo que se conoce como un túnel exploratorio, un canal que permitirá realizar investigaciones geológicas en esa zona montañosa, además de facilitar un drenaje de las aguas subterráneas.
Estado y próximos pasos. En un principio, el puente iba a estar listo para 2025, pero las estimaciones fueron cambiando. Los Alpes es una zona compleja debido a la presencia de fallas y aguas subterráneas, lo que ha obligado varias veces a replantear tanto los métodos de excavación como las soluciones para pasar bajo ríos como el Isarco. Los retrasos administrativos también han jugado un papel en esta historia debido a que Austria e Italia están construyendo sus respectivos lados del túnel. Y la pandemia del COVID-19 obligó a paralizar los trabajos.
Todo esto elevó el presupuesto inicialmente previsto de 6.000 millones de euros hasta los casi 8.400 millones, pero recientemente hemos sido testigo de un brote verde. Utilizando excavadoras como ‘Flavia’ que permiten excavar a la vez que reviste el túnel, el pasado 18 de septiembre las tuneladoras italianas y austriacas se encontraron, logrando la conexión subterránea entre los dos países.
Se trató de un hito, pero aún queda trabajo por hacer para recubrir los túneles, desplegar infraestructura ferroviaria y añadir tanto el equipamiento técnico como los sistemas de ventilación y señalización.
Agujereando los Alpes. La vista está puesta en 2032, cuando se estima que finalizarán los trabajos y se podrá empezar a explotar el túnel para mover mercancías y pasajeros. Ahora bien, aunque colosal, no es el único proyecto que actualmente está en desarrollo en la región alpina. Curiosamente, varios compiten por ser el túnel ferroviario más largo del mundo.
El otro gran exponente de este corredor es el de Mont Cenis que, con 57,5 kilómetros, unirá Lyon con Turín. También está el de Base de San Gotardo con 57,1 kilómetros (unirá las localidades suizas de Erstfeld y Bodio en Italia) y proyectos más ‘modestos’ como los de Koralm (32 km), Semmering (27 km), Ceneri (14,5 km) y Lötschberg (34,6 km).
Eso sí, el objetivo es el mismo: facilitar el transporte transalpino para reducir las emisiones de CO₂ y agilizar el movimiento tanto de viajeros como de mercancías. Veremos si, ahora sí, se cumplen los plazos de construcción.
Imágenes | bbt-se
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La noticia
20 años después, Europa enfrenta una de las mayores hitos de ingeniería de su historia: el túnel ferroviario más largo del mundo
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alejandro Alcolea
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