Un nuevo giro en el debate sobre los riesgos del tiempo de pantalla en la infancia, emergen historias que revelan el poder transformador de las nuevas tecnologías para derribar barreras comunicativas. Los casos de Nathan y Alex, niños diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista (TEA) con dificultades para el desarrollo del lenguaje oral, demuestran cómo el iPad, dispositivo a menudo asociado al entretenimiento, se convirtió en una inesperada y vital herramienta de comunicación.

La experiencia de Lisa, madre de Nathan, se traslada al 2012, apenas un par de años después de la aparición del iPad en el mercado. A los nueve años, Nathan, un niño que, en palabras de su madre, «jamás había hablado», descubrió a través de una sencilla aplicación interactiva, una vía inexplorada para expresar sus necesidades y emociones más primarias, lograba articular frases tan fundamentales como «gracias», «necesito ayuda» o «te quiero». Este momento marcó un antes y un después en la interacción de Nathan con su entorno familiar y social.
Paralelamente, la historia de Alex, un niño de seis años con un diagnóstico similar al de Nathan, también revela cómo el iPad se erigió como un puente hacia la comunicación. Ambos relatos son ejemplos palpables de la efectividad de la Comunicación Aumentativa y Alternativa (CAA), un conjunto de estrategias y herramientas que van desde tableros con imágenes hasta sofisticadas aplicaciones tecnológicas capaces de convertir texto o símbolos en voz. La CAA ha demostrado ser un recurso invaluable para reducir las limitaciones comunicativas y promover la inclusión de personas con diversas discapacidades en los ámbitos social y educativo.
Es importante destacar que este impacto positivo no es exclusivo de Apple. Un ecosistema de desarrolladores independientes también está creando aplicaciones innovadoras que marcan una diferencia en la vida de las personas con discapacidad. Un ejemplo notable es ‘Oko’, una aplicación que ha sido reconocida por Apple por su funcionalidad como una suerte de guía para personas con problemas de visión o movilidad, facilitando su movilidad en el mundo real.
Para Alex, al igual que para Nathan, el iPad trascendió su mera condición de dispositivo electrónico y se convirtió en una herramienta transversal e indispensable en su vida cotidiana. En el momento en que sus experiencias se hicieron públicas, la tablet era su principal, y a menudo único, medio efectivo para participar activamente en su entorno, acceder a materiales educativos y terapéuticos, y comunicarse con sus familiares y profesionales de apoyo. En esencia, les brindó la oportunidad de vivir vidas más ricas y conectadas.
El Creciente Compromiso de Apple con la Inclusión Digital
A lo largo de la última década, Apple ha demostrado una dedicación constante a la mejora de la accesibilidad en sus productos. Cada año, introduce nuevas funciones diseñadas para facilitar el uso de sus iPads, iPhones y Macs a personas con diversas capacidades especiales o discapacidades que dificultan la interacción convencional con la tecnología.

Este compromiso se manifiesta en una amplia gama de funcionalidades, que incluyen la posibilidad de controlar los dispositivos mediante comandos de voz, la generación automática de subtítulos en tiempo real a partir del audio captado por el micrófono, el reconocimiento de sonidos ambientales relevantes y la personalización de la pantalla con ajustes de tamaño de texto y combinaciones de colores adaptadas a diferentes necesidades visuales.
Consciente del papel fundamental que juegan los desarrolladores en la creación de un ecosistema inclusivo, Apple también ha anunciado la implementación de «etiquetas nutricionales» en la App Store. Estas etiquetas exigirán a los desarrolladores que especifiquen las opciones de accesibilidad incorporadas en sus aplicaciones, proporcionando a los usuarios información crucial para identificar las herramientas que mejor se adaptan a sus circunstancias particulares. Estos avances no solo buscan optimizar la comunicación, sino también fortalecer la autonomía y la autoestima de las personas con discapacidad, especialmente de los niños y los más vulnerables, permitiéndoles participar en sus entornos familiares y escolares en condiciones de mayor igualdad.