La promesa duró poco más de una semana. El T1 Trump Phone se anunció como un dispositivo «hecho en Estados Unidos» que iba a competir directamente con el iPhone 17 de Apple. Pero las cosas no son tan fáciles como suelen pensar los políticos cuando se meten en terreno de la tecnología.
Durante meses, Donald Trump ha presionado a Apple con aranceles y amenazas constantes para que traslade su producción a Estados Unidos. Su administración insiste en que fabricar un iPhone en suelo americano no solo es posible, sino necesario para recuperar el liderazgo industrial del país. Sin embargo, cuando llegó el momento de demostrar que se podía hacer, el resultado ha sido exactamente lo contrario de lo prometido.
Muchos, al ver el Trump Phone por primera vez, pusimos cara de extrañeza. Era evidente que se trataba de un Android chino con una carcasa modificada por fuera, algo así como esas modificaciones llamativas de iPhone que les ponen oro o diamantes, pero con una diferencia crucial: la calidad es bastante baja, especialmente para el precio que le han puesto después.
Del «Made in America» al «proudly American» en tiempo récord
El 16 de junio, coincidiendo con el décimo aniversario del anuncio de candidatura presidencial de Donald Trump, la Trump Organization presentó su smartphone con bombo y platillo. La página web prometía un teléfono «fabricado en América» que formaría parte del ecosistema Trump Mobile, un operador virtual que usa la red de T-Mobile.
El problema es que no tardaron ni diez días en descubrir que el T1 Phone no es más que un rebrandeado chino que se vende por 169 dólares. Según CNN, el T1 Phone es prácticamente idéntico al REVVL 7 Pro 5G, un smartphone chino fabricado por Wingtech que se vende por 169 dólares en Amazon.
Las especificaciones coinciden casi al 100%: mismo tamaño de pantalla (6,25 pulgadas), misma batería (5000mAh), mismo almacenamiento, e incluso ambos tienen conector de auriculares, algo poco común en smartphones modernos. Max Weinbach, analista de Creative Strategies, lo explicaba claramente a CNN:
Realmente solo hay cuatro o cinco fabricantes de smartphones capaces de fabricar algo así. Todos ellos tienen su sede en China.
La Trump Organization ha tenido que eliminar discretamente todas las menciones a «Made in America» de su web, sustituyéndolas por frases más ambiguas como «proudly American» y «manos americanas detrás de cada dispositivo».
Las especificaciones actuales en la web muestran un dispositivo con pantalla AMOLED de 6,25 pulgadas, 256 GB de almacenamiento, cámara principal de 50 MP y batería de 5000 mAh. El rendimiento corre a cargo de 8 GB de RAM y un Qualcomm Snapdragon 6 Gen 1. Lo que viene a ser un smartphone de gama de entrada que no llega a los 200 euros.
Si había alguna posibilidad de que el T1 Phone compitiera con Apple, esa oportunidad se ha esfumado. Los retrasos en el lanzamiento han hecho que el dispositivo llegue demasiado tarde para la temporada de lanzamientos de otoño, cuando Apple presentará el iPhone 17. Puedes reservarlo, eso sí, pagando cien dólares hoy y el resto (399 dólares) cuando se haga la entrega a final de año.
Uno de los hijos de Trump anunciando el «Trump Phone»
¿Por qué fabricar en Estados Unidos es tan complicado?
La ironía de esta historia es que conecta directamente con algo que tanto Tim Cook como Steve Jobs explicaron hace años: fabricar un iPhone (o cualquier smartphone moderno) en Estados Unidos no es simplemente una cuestión de voluntad política.
Como explicaba Cook en 2017, China no es atractiva solo por los salarios bajos, sino por la concentración de talento especializado: «En Estados Unidos, si reúnes a todos los ingenieros de herramientas no creo que pudieras llenar una habitación. En China podrías llenar varias canchas de fútbol». Steve Jobs le dijo algo similar a Barack Obama: «Simplemente no puedes encontrar tantas personas para contratar en los Estados Unidos».
La fabricación de un iPhone involucra hasta 50.000 personas directamente en la cadena de producción. Con una tasa de paro del 4 % en Estados Unidos, encontrar esa cantidad de trabajadores especializados dispuestos a trabajar en cadenas de montaje sería prácticamente imposible.
La paradoja final: Apple es más americana que el Trump Phone
Apple, la empresa que Trump critica constantemente por fabricar en China, termina siendo mucho más americana que el propio Trump Phone. Solo hay que echar un vistazo a los números: Apple emplea a más de 150.000 personas directamente en Estados Unidos, desde las tiendas Apple Store hasta los ingenieros del Apple Park, pasando por logística, investigación y desarrollo, marketing y servicios.
El iPhone lleva «Designed by Apple in California» grabado en cada dispositivo. Y aunque se fabrique fuera, todo su ADN es americano: el diseño, la ingeniería, el software iOS, los chips (que cada vez más se fabrican en plantas de TSMC en Arizona), la investigación, el marketing. Incluso los materiales se especifican desde Cupertino.
¿Y el Trump Phone? Tiene poco de norteamericano, excepto el nombre en la licencia. No se ha diseñado en Estados Unidos, no se ha pensado en Estados Unidos, no tiene ingeniería americana. Es literalmente un Android chino al que le han puesto una carcasa dorada y una caja que sí, que se habrá diseñado «orgullosamente en América», como dicen ellos. Quizás lo más americano que lleve sea Android, el sistema operativo de Google. Por lo que si hay que comparar entre estos dos smartphones, el iPhone es el smartphone más americano que existe. Y eso que se fabrica en China.
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La noticia
La promesa ‘Made in America’ duró nueve días: el Trump Phone que quería competir con iPhone es un Android chino que cuesta el triple
fue publicada originalmente en
Applesfera
por
Guille Lomener
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