En 2021, durante las negociaciones para vender su startup de préstamos estudiantiles Frank a JP Morgan por 175 millones de dólares, la fundadora Charlie Javice hizo una petición insólita a su director de ingeniería:
«¿Podrías generar datos falsos para que parezca que tenemos millones de usuarios más? No creo que nadie acabe con un traje naranja por esto».
El ingeniero, consciente de lo que se le pedía, se negó. Entregó únicamente la lista real de usuarios —293.000 personas— y dejó claro que no iba a fabricar 4,2 millones de perfiles ficticios.
Ahora, cuatro años más tarde, la historia ha tenido un desenlace ejemplarizante: Charlie Javice ha sido condenada a 7 años de prisión por fraude. El ingeniero, en cambio, ha podido seguir su camino profesional sin mancha alguna.
Cuando la línea roja está en tu teclado – El caso de Frank ilustra un dilema cada vez más frecuente en el sector tecnológico: el poder que los ingenieros tienen para ejecutar o frenar prácticas ilegales de sus jefes. En este caso concreto, el director de ingeniería actuó como debía: no cedió a la presión, pese a que la solicitud venía de la propia CEO y en un momento crítico para la empresa.
Los otros casos que muestran el precio de ceder
Aunque el ejemplo de Frank es el más claro, no es el único. El documento del que surge este artículo recoge tres historias recientes donde los ingenieros tuvieron que decidir si seguir órdenes dudosas o no:
- FTX: Nishad Singh, director de ingeniería, descubrió que la empresa había usado 13.000 millones de dólares de los clientes: un fraude a gran escala. En lugar de renunciar o denunciar, decidió quedarse «para ayudar a arreglarlo». Incluso aceptó un préstamo personal de la compañía para comprarse una casa, justo después de conocer la magnitud del fraude. Cuando la empresa colapsó en noviembre de 2022, Singh ya estaba demasiado implicado. Terminó imputado.
- Pollen: en esta startup de eventos, un ingeniero ejecutó un script a petición expresa del CEO para cobrar doble a más de 1.500 clientes y así lograr la liquidez necesaria para pagar las nóminas. Después lo reconoció en un mensaje interno, arrepentido. El resultado: riesgo de ser acusado de fraude electrónico.
En un sector que idolatra a los fundadores visionarios y premia el crecimiento acelerado, no es raro que los ingenieros se vean empujados a situaciones de riesgo legal. Pero la conclusión es clara: los ingenieros que obedecieron a la dirección quedaron atrapados en la misma red legal que sus jefes. Solo en Frank, donde el ingeniero fue capaz de decir «no», el profesional salió indemne.
¿Qué hacer si te piden algo ilegal en el trabajo?
Si alguna vez recibes una orden en el trabajo que crees que puede ser ilegal, recuerda que no estás indefenso:
1. Consulta con un abogado
Antes de actuar, busca asesoría legal. Un profesional puede ayudarte a entender tus obligaciones y derechos, y sobre todo cómo protegerte de responsabilidades penales o laborales.
2. Denuncia de forma segura
Desde marzo de 2023 está en vigor en España la Ley 2/2023, reguladora de la protección de las personas que informen sobre infracciones normativas y de lucha contra la corrupción. Esta norma transpone la Directiva europea de protección a whistleblowers.
- Puedes informar a través de canales internos de la empresa (si existen) o mediante el canal externo de la Autoridad Independiente de Protección del Informante (A.A.I.).
- La ley garantiza tu confidencialidad e incluso anonimato, y prohíbe expresamente represalias (despidos, degradaciones, amenazas…).
- Si sufres algún tipo de represalia (como despidos o sanciones), esta puede ser considerada nula de pleno derecho.
3. Plantéate renunciar
Si la presión persiste y la empresa insiste en que participes en algo ilegal, la opción más dura —pero más segura— es salir de ahí. Quedarte te puede convertir en cómplice, aunque no hayas sido el autor directo.
4. Documenta todo
Conserva correos, chats o instrucciones recibidas. Pueden ser clave para demostrar que actuaste bajo presión o que te negaste a participar.
5. Recuerda: siempre puedes decir «no»
Los ejemplos de Frank, FTX y Pollen muestran que la integridad es la mejor protección. En España, además, cuentas con un marco legal pensado precisamente para que denunciar sea menos arriesgado.
Vía | Pragmatic Engineer
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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La noticia
A este ingeniero, su CEO le pidió que cometiera una ilegalidad: «No creo que nadie acabe en prisión». La CEO acaba de ingresar en una
fue publicada originalmente en
Genbeta
por
Marcos Merino
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