Una de las sagas de ciencia ficción más añoradas en los RTS o juegos de estrategia es Homeworld. Y vale, hace relativamente poco tiempo recibimos su tercera parte que continuaba la historia de los Higaran después de los acontecimientos de la segunda parte, el problema es que a nivel argumental y jugable estaba un poco por debajo de sus antecesores sin ser un mal juego.
Aunque, a veces, para que una historia te atrape, no tienes porque ir sólo a mirar lo que ocurre después, sino lo que vino antes. Esa es la premisa de Homeworld: Deserts of Kharak, la precuela del primer juego de esta IP desarrollado por Relic y que muestra como fueron los orígenes de esta absorbente y abrumadora saga de estratega en tiempo real.
Homeworld pero «a lo Dune»
Desarrollado por Blackbird Interactive -equipo compuesto por una notable cantidad de ex desarrolladores de los juegos originales- Deserts of Kharak se centra en la historia de cómo los exiliados del mundo de Higara, tras haber transcurrido miles de años y habiendo olvidado que su origen estaba en otro planeta y no en el que se encuentran, descubren el primer motor hiperespacial entre los restos de la Khar-Toba, una de las gigantescas naves que les llevo hasta Kharak.
Sin embargo, al haber perdido todo recuerdo de sus origenes, su civilización se ha fragmentado en clanes que suelen disputarse los escasos recursos que hay en el desertico planeta para sobrevivir. Muchos mantienen que el tratar de llegar a las estrellas provocará que sobre ellos caigan los «Fuegos de Sajuuk» (el Dios en el que creen los habitantes del planeta); quienes conozcan los primeros juegos de la saga entenderán lo profético de esta afirmación.
El caso es que a lo largo de las 13 misiones del juego, debemos dirigir nuestro portanaves hasta el punto donde los satélites de uno de los clanes más progresistas y curiosos, los S’jet, han localizado los restos de la Khar-Toba y tratar de hallar un modo de emigrar a un nuevo planeta antes de que toda su cicilización perezca en los desiertos de Kharak.
Los paralelismos con otra saga de ciencia ficción ambientada en el desierto –Dune, por si a alguien le quedaba alguna duda- son evidentes. No sólo por el trasfondo semi religioso que ha permeado a toda la IP sino tambien por el hecho de tener que sobrevivir en un mundo donde el agua o las bajas temperaturas son el mayor bien que hay en él.
La misma acción en de la saga pero en un plano 2D
En lo jugable, lo que llama la atención de este juego respecto de sus «hermanos» es en el hecho de que es el único que se juega sobre los ejes X e Y del plano tridimensional. Sigue conservando una representación en 3D de la interfaz y del terreno de juego donde vemos la acción, pero aquí las dunas, montañas, formaciones rocosas y estructuras que encontramos limitan la verticalidad de las unidades.
Pero en vez de hacer el juego mucho más simple de lo que parece, Blackbird supo dotar a las dos facciones que hay en este juego (la otra solo la manejamos en el modo escaramuza aunque se juega de manera muy distinta) y a sus vehículos de características propias para que novatos y veteranos de la saga se hicieran a sus controles enseguida. Muchos de los vehículos terrestres tienen roles similares a sus contrapartidas estelares de los juegos posteriores -cronologicamente hablando-, y de hecho la presencia elevaciones distintas añade un punto táctico adicional a la jugabilidad: ciertas armas o habilidades surten un mayor efecto si los disparamos desde una posición elevada que si simplemente nos dedicamos a usarlas en cualquier parte.
La gestión además de nuestra «nave nodriza» -que ahora es un curioso portaaviones que se desplaza por el desierto gracias a orugas- tambien es importante, ya que a lo largo de la campaña, que dura unas 11-12 horas, debemos encontrar módulos entre restos de otras naves estelares caidas para mejorar los sistemas de defensa, armas, reparación o antiaereas.
En resumidas cuentas, Homeworld: Desserts of Kharak es un juego que no decepciona a los veteranos y la puerta de entrada perfecta para quienes no conozcan la saga, ya que podrán experimentar toda la historia de principio a fin. Mencion especial para cómo el departamento artístico del equipo de desarrollo supo integrar los elementos que ya conociamos de los juegos que anteriormente crearon en este para integrar una narrativa coherente con lo que hemos visto de él a lo largo de sus 20 años de existencia.
Incluso sin estar rebajado en Steam, -o tambien disponible en Epic Games Store– y pese a que su valor rejugable es muy pequeño, es un juego que cualquier fan de la estrategia que se precie debería probar; por su jugabilidad que sabe integrar lo mejor de los títulos anteriores; la impresionante construcción de su trasfondo; y porque al fin y al cabo es un juego con buen ritmo, divertido y con la espectacularidad que caracteriza a la saga pese a transcurrir en ambientes desérticos y a luchar sobre un suelo.
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La noticia
A primera vista parece algo sacado de Dune, pero este juego de estrategia es la precuela de una gran saga de los creadores de Dawn of War
fue publicada originalmente en
3DJuegos PC
por
Alberto Moral
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