La cuota de mercado de las frutas y hortalizas importadas ha crecido de forma sostenida en los últimos años de países fuera del UE. Mientras tanto, los productores locales ven cómo sus márgenes se estrechan ante una competencia con otras reglas. Ante esta realidad, la Comisión Europea plantea un giro en una de sus políticas más cotidianas: que las escuelas prioricen alimentos de origen comunitario en sus menús. Una medida discreta en apariencia, pero que apunta directamente al corazón del modelo agrícola europeo.
Una propuesta de Bruselas. Toda la fruta, verdura y leche que llegue a los comedores escolares de los países de la UE tendrán que ser productos locales. La propuesta, presentada la semana pasada, afecta directamente al programa escolar europeo vigente desde 2017, que busca fomentar hábitos alimentarios saludables desde la guardería hasta la secundaria.
Según el borrador al que ha tenido acceso Financial Times, el nuevo texto incluye una cláusula explícita para favorecer productos “Made in Europe”, no solo por motivos nutricionales, sino como parte de una estrategia más amplia de impulso a la producción comunitaria.
Más que salud. Por un lado, la iniciativa forma parte de una tendencia proteccionista que ya ha alcanzado otros sectores clave como defensa, energía o materias primas críticas. Por otro, se enmarca dentro del debate sobre el futuro de la Política Agraria Común (PAC), una de las piezas clave del presupuesto europeo.
Según un reportaje de El Confidencial, la reforma del Marco Financiero Plurianual (2028–2034), dotado con dos billones de euros, recorta la PAC en favor de partidas como la defensa, lo que ha provocado fuertes críticas del sector agrícola. Asociaciones de agricultores españoles ya han protestado en Bruselas contra unos recortes que consideran “una condena” para el campo.
La preocupación no es solo económica, sino también estructural. La Comisión reconoce, en el propio documento, que existe un desequilibrio creciente en la cadena alimentaria que afecta especialmente a los productores primarios. En palabras del texto: “La injusta distribución de los ingresos, los riesgos y la carga de los costes afectan de forma desproporcionada al sector agrícola”.
Adaptación de la nueva norma. El nuevo enfoque busca adaptar el actual programa escolar de la PAC a las exigencias actuales. Según el borrador filtrado por Financial Times y confirmado por la web oficial de la Comisión, se priorizarán productos de origen comunitario, con baja huella climática, certificados como ecológicos, envasados de forma sostenible o procedentes de pequeñas explotaciones locales. Además, se excluirán del plan aquellos productos ricos en azúcares añadidos y grasas saturadas. Un funcionario comunitario citado por el FT resumía así la filosofía de la medida: “Es bueno que los niños sepan que esta manzana viene de un árbol a cinco kilómetros de su casa”.
Actualmente, 17 Estados miembros ya aplican criterios de preferencia local o regional en sus programas escolares, según la propia Comisión. La intención es armonizar esta práctica a nivel europeo y reforzarla.
El problema estructural. La reforma escolar llega en un momento especialmente sensible. Marruecos se ha consolidado como uno de los principales proveedores de frutas y hortalizas de la UE, desplazando en algunos casos al producto europeo. Según un artículo de El Economista, la importación comunitaria de frutas y hortalizas marroquíes creció un 14% en el primer trimestre de 2025.
Una apuesta por la soberanía alimentaria. Aunque la propuesta escolar puede parecer secundaria en términos económicos, forma parte de un cambio de paradigma más amplio. Como recuerda Financial Times, Bruselas ha empezado a introducir cláusulas “Made in Europe” en áreas estratégicas como la defensa, las ayudas estatales al sector verde y ahora también en el sistema agroalimentario.
El objetivo no es cerrar fronteras, sino establecer condiciones de reciprocidad más justas y reforzar sectores considerados estratégicos para la estabilidad del continente. Entre ellos, la alimentación. Según la Comisión, garantizar el acceso a alimentos seguros, asequibles y de calidad es uno de los pilares del proyecto europeo, junto con la defensa de la economía rural.
Una apuesta difícil. Más allá del debate alimentario, lo que está en juego es una definición de modelo económico, comercial y social para el futuro de Europa. En una era de creciente proteccionismo global, la Comisión Europea da señales claras: desde la defensa hasta el desayuno escolar, lo “Made in Europe” se quiere imponer como norma. Pero en el intento por proteger al agricultor europeo, Bruselas pisa un terreno delicado, donde las tensiones comerciales y las realidades del mercado no siempre son tan fáciles de digerir.
Imagen | Pexels
–
La noticia
Adiós, tomates de Marruecos: la UE tiene un nuevo plan para sus comedores escolares y pasa por verduras «Made in Europe»
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alba Otero
.