Android siempre fue mejor que el iPhone en los pequeños detalles. Los fabricantes se han encargado de matarlos

Android siempre fue mejor que el iPhone en los pequeños detalles. Los fabricantes se han encargado de matarlos

Con casi 17 años de experiencia en el mercado, y después de decenas de miles de modelos, Android se ha convertido en un sistema maduro y versátil. Y uniforme: no existen exageradas diferencias entre los dispositivos más allá de la capacidad de sus componentes. Tras la libertad de diseño que han tenido desde el inicio, los fabricantes fueron reduciendo los elementos clave del sistema. Hay muchos que echo de menos.

En Android hemos visto desaparecer muchas de las opciones que teníamos al inicio. El conector de auriculares, la expansión por tarjeta SD (aún permanece en algunos móviles accesibles), el LED de notificaciones… Google habilitó un sistema operativo extremadamente abierto que fue convergiendo hacia un hardware progresivamente más homogéneo. Y es una lástima, echo mucho de menos algunas funciones, muchas desaparecidas del todo.

La libertad de Android trajo características únicas a los móviles

Android tuvo que variar su rumbo antes incluso de salir al mercado: los desarrolladores modificaron el sistema y su orientación después de que Steve Jobs presentase su iPhone. De una especie de BlackBerry a un smartphone donde la pantalla táctil era el centro, así nació el HTC Dream/G1. Sin que se perdiera el teclado físico, claro.

Andy Rubin y los suyos concibieron Android como un sistema operativo polivalente y abierto a cualquier posibilidad, por marciana que fuese. Los teclados deslizantes me cautivaron al inicio (aún echo de menos mi Motorola Milestone), tener un botón para volver atrás desde cualquier pantalla facilitaba la experiencia (sigue siendo una gran ventaja sobre iOS), el LED de notificaciones me avisaba sin sonido y expandir el almacenamiento convertía al teléfono en un completo centro multimedia.

Con la apertura de funcionalidades surgieron características tan variadas como peculiares. Solo un Android podía incluir un proyector: ahí estaba el Samsung Galaxy Beam; con la moda del 3D tuvimos Android capaces de grabar y de reproducir ese contenido sin necesidad de gafas: el LG Optimus 3D, por ejemplo; y qué decir de la pantalla secundaria de tinta electrónica, qué lástima que no cuajase: aún conservo mi Yotaphone 2.

En Android hemos visto las funciones más extravagantes en un smartphone. Es una muestra de las posibilidades que ofrece el sistema

Google permitió que los fabricantes exprimiesen su ingenio para incluir cualquier idea que se les ocurriera. Y así lo hicieron. El problema es que las peculiaridades no suelen acompañarse de récords en ventas, al final fueron una curiosidad en medio de un océano homogéneo de especificaciones. Aunque ciertos aspectos lograron cuajar lo suficiente hasta convertirse en esencia de Android:

Android permitió expandir las posibilidades del sistema, Google dejó libertad desde el principio. Y los fabricantes se pusieron manos a la tarea hasta crear un conjunto de características que se hizo común en los teléfonos. Y cuando nos acostumbramos a ellas fueron poco a poco desapareciendo.

Quitar extravagancias hace a los móviles más fáciles de fabricar

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Echo mucho de menos el LED de notificaciones, me parecía un elemento útil y bastante más práctico que tener activa la pantalla con el Always On Display. La expansión por SD es otra función que lamento haber perdido casi por completo. Y poder cambiar la batería en 30 segundos también es una ventaja que me encantaría tener ahora. Sí, tenemos móviles «unibody» muy bonitos, pero no son prácticos.

El ascenso de Android trajo consigo elementos propios y diferenciados del iPhone. Con la evolución paralela entre sistemas ambos se han ido equiparando hasta acomodar también el hardware de los móviles. Al fin y al cabo, todos los fabricantes acceden al mismo mercado de componentes, tienen cadenas de suministros similares y compiten por montar las mejores piezas. Que están disponibles para cualquier fabricante que pueda pagarlos.

Las características que hacían único a Android fueron extinguiéndose porque a los fabricantes les sale más barato equiparar componentes y cadenas de montaje. Los diseños se simplifican para economizar aún más todo el proceso. Y también influye en el servicio posventa, ya que reduce el número de averías y dificulta el proceso de reparación por parte del usuario (como en el caso de las baterías extraíbles).

La tarjeta SD terminará muriendo, el conector de auriculares también. Así con otros elementos que enriquecían la experiencia de Android. Y me parece una lástima: con cada función que desaparece, se va apagando la chispa de originalidad que lo hacía diferente.

Imagen de portada | Iván Linares

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Iván Linares

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