Vivir en el espacio está lleno de desafíos. Uno de los más terrenales es la frecuencia con la que se estropean los inodoros de la Estación Espacial Internacional.
Una Amenaza Fantasma. El astronauta japonés Takuya Onishi contó en redes sociales que su fin de semana se había torcido por «un extraño desperfecto en el baño justo antes del almuerzo del sábado».
De forma un tanto críptica, Onishi relataba que, tras el incidente, había estado «viviendo con miedo a la Amenaza Fantasma, una amenaza invisible» que sus seguidores no tardaron en interpretar como una experiencia olfativa desagradable.
Extremando precauciones. Finalmente, la avería del sábado en uno de los inodoros de la Estación Espacial Internacional ha persistido esta semana, obligando a los astronautas a tomar medidas drásticas, como renunciar al café.
«El baño volvió a funcionar mal antes de ayer», explica Onishi en su perfil de X. «Tuve que pasarme la mañana de ayer sin tomar ni siquiera una taza de café», se lamenta. Para un «amante del café», como él mismo se describe, la medida refleja la seriedad con que los tripulantes de la Expedición 73 están viviendo la avería.
La enésima avería del WC. El miércoles, la astronauta de la NASA Nicole Aunapu Mann «realizó un mantenimiento de emergencia por la tarde, por lo que hoy he podido disfrutar nuevamente de una mañana tranquila», cuenta Onishi.
Pero la Amenaza Fantasma persiste. Los baños del segmento estadounidense de la estación espacial lleva semanas, si no meses, dando guerra. Sin ir más lejos, el pasado 15 de julio, el propio Onishi pasó dos horas reemplazando el «separador de la bomba del inodoro», una pieza clave que centrifuga la orina y el aire.
Una ruleta rusa escatológica. En mayo, los problemas eran aún más evidentes. Después de cambiar una bomba defectuosa junto a su compañero de la NASA Jonny Kim, Takuya Onishi comparó el uso del baño con «jugar a la ruleta rusa».
En otra ocasión, la luz de averías se encendió de madrugada. «Para no despertar a los demás, contacté en secreto a Houston y me ocupé de la situación», comentaba el astronauta japonés. Con humor, añadía que de las seis veces que se había encendido la luz de fallo, él había estado presente en cinco. Desde el control de misión le respondieron: «eres el elegido».
Una ingeniería complicada. La Estación Espacial Internacional cuenta con cuatro retretes: dos en el segmento ruso (en los módulos Zvezdá y Nauka) y dos en el segmento estadounidense (el WHC y el moderno UWMS, ambos en el módulo Tranquility). Estos sistemas son maravillas de la ingeniería que usan succión de aire en lugar de agua.
Mientras que la orina se recicla a través de un complejo procesador para convertirla en agua potable, los desechos sólidos se recogen en bolsas dentro de contenedores herméticos. Los contenedores se almacenan y, finalmente, se desechan en naves de carga diseñadas para quemarse en la atmósfera, como las Cygnus estadounidenses o Progress rusas.
Por qué fallan tanto. El nuevo inodoro UWMS ha dado muchos problemas desde su instalación, pero no es el único que falla. En los últimos años ha habido desde fugas de agua en el sistema de pretratamiento de la orina hasta averías simultáneas en todos los inodoros. Cada fallo requiere que los astronautas, que son también los fontaneros de la estación, dediquen tiempo y esfuerzo a reparaciones complejas en espacios reducidos.
El relato de Onishi, un veterano astronauta en su segunda estancia de larga duración, es un recordatorio de que la vida en órbita mezcla experimentos científicos de vanguardia en microgravedad con desafíos mucho más mundanos. Por ahora, gracias a una reparación de emergencia, la normalidad y el café han vuelto a la Estación Espacial Internacional.
Imágenes | NASA, JAXA
–
La noticia
«Ayer evité tomar café»: una desagradable avería en el baño de la ISS obliga a los astronautas a extremar precauciones
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Matías S. Zavia
.