En España, llevamos una temporada en la que el debate público sobre políticas laborales se centra en cuestiones como las propuestas de reducción de jornada laboral, la regulación de las horas extra, o el aumento del gasto en pensiones. Pero, mientras tanto, Bélgica vive uno de los momentos más tensos de su historia reciente, con un Gobierno federal que ha emprendido la mayor reestructuración de su sistema de prestaciones en décadas, y los sindicatos respondiendo con una huelga general de tres días que ha paralizado prácticamente el país.
Bélgica es una economía rica según todos los indicadores macroeconómicos: renta per cápita elevada, baja tasa de paro general y un PIB que la sitúa cómodamente entre las naciones más prósperas de Europa. Sin embargo, bajo esa apariencia de estabilidad se esconde un mercado laboral disfuncional, un déficit creciente y una tasa de inactividad laboral que preocupa desde hace años a Bruselas, a los economistas y ahora también al propio Gobierno.
La huelga que ha paralizado un país
El pasado lunes, Bélgica amaneció casi desierta. Apenas circulaban vehículos de transporte público y muchos ciudadanos se desplazaban a pie o en bicicleta. No era un domingo, sino el inicio de una huelga general de tres días, la decimotercera movilización masiva desde que Bart de Wever se convirtió en primer ministro en febrero de 2025.
Así, los sindicatos han llevado a cabo una protesta progresiva:
- Lunes: transporte público reducido al mínimo.
- Martes: incorporación de trabajadores de Correos, docentes y personal sanitario.
- Miércoles: paro nacional de múltiples sectores.
Y la raíz del conflicto está en el plan de austeridad del Gobierno, que prevé recortes en pensiones, ayudas por desempleo y reformas laborales de amplio calado, bajo la presión del déficit público y los criterios de competitividad exigidos desde la UE.
Un mercado laboral con anomalías notables
La huelga no se explica sin comprender la dimensión del problema estructural que el Gobierno quiere corregir. Bélgica sufre tres particularidades únicas en Europa:
- Prestación de desempleo indefinida. Hasta ahora, una persona podía cobrar el paro durante toda su vida laboral sin límite temporal.
- El mayor número de enfermos de larga duración de la UE. Más de medio millón de personas viven bajo prestaciones por incapacidad laboral prolongada.
- Una tasa altísima de paro entre inmigrantes extracomunitarios. Bélgica es el cuarto país europeo con mayor desempleo en este colectivo, muy por encima de su tasa general del 5,8 %.
La reforma más dura en décadas
El primer ministro Bart de Wever ha iniciado una ofensiva para reducir la inactividad, aumentar la oferta laboral y recortar el déficit del 5,3 % previsto para 2025. Las medidas son profundas:
- Fin del desempleo indefinido: Desde el próximo año, ya no será posible cobrar la prestación de desempleo de forma ilimitada. Las personas que lleven más de 20 años en paro perderán su ayuda. Y, posteriormente, quienes lleven más de dos años desempleados también dejarán de recibirla, con contadas excepciones.
- Persecución del fraude por enfermedad permanente: Las personas enfermas desde hace más de un año deberán demostrar de forma recurrente su incapacidad laboral. El Gobierno sospecha que una parte del colectivo usa esta vía como sustituto del desempleo.
- Reformas en pensiones: el polémico sistema ‘bonus-malus’: El Gobierno quiere penalizar a quienes no hayan cotizado suficientes años y premiar a los que trabajen más tiempo. Los sindicatos advierten que esto golpea especialmente a las mujeres que dejaron el mercado laboral para cuidar a sus hijos.
Beneficios inciertos
A pesar de las trece huelgas desde febrero, el Ejecutivo no ha dado señales de retroceder. Para éste, los beneficios potenciales de la reforma son claros: menos subsidios, más contribuyentes activos, aumento de la mano de obra y, sobre todo, un aligeramiento del déficit público.
Para los expertos, en cambio, el panorama es más incierto:
- Los nuevos trabajadores reincorporados no serán necesariamente productivos.
- Muchos enfermos de larga duración están realmente incapacitados.
- Los parados de larga duración suelen tener baja empleabilidad.
- El aumento de ingresos fiscales podría ser muy limitado.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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La noticia
Bélgica tiene un paro vitalicio para los desempleados, pero quiere acabar con él. Y perseguir a los ‘falsos enfermos’
fue publicada originalmente en
Genbeta
por
Marcos Merino
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