Hace aproximadamente 40.000 años, un grupo de neandertales capturaba niñas y mujeres, las llevaba a las inmediaciones de las cuevas de Goyet (en la actual Bélgica) y se las comieron. Y no, no es una forma de hablar.
¿Qué hace una chica cómo tú en un sitio cómo este? Aunque la tercera caverna de Goyet lleva estudiándose desde el siglo XIX, no ha sido hasta hace pocos años que las técnicas tomografícas, el análisis de ADN antiguo y las mediciones isotónicas han permitido entender completamente lo que ocurría en el corazón de la montaña.
Y el mejor ejemplo lo hemos visto hace unos días en Scientific Reports, Quentin Cosnefroy y un amplio equipo de investigadores europeos han conseguido identificar un mínimo de seis individuos entre la masa de huesos a estudiar. Al menos cuatro eran mujeres adultas o adolescentes de estatura baja y huesos sorprendentemente frágiles. Y eso ya de por sí era bastante curioso: ¿por qué la proporción de mujeres era tan elevada?
Pero no era lo más curioso: lo más curioso es que se las habían comido.
Hambre. Según el análisis, prácticamente todos los huesos presentan marcas de corte, fracturación para la extracción de médula y otros signos de procesamiento para el consumo humano. Pero lo más llamativo es la selección: no se trata de un grupo aleatorio, sino de una muestra demográfica muy concreta.
La clave ya la he dicho: los huesos eran demasiado gráciles para ser huesos de neandertal (quienes, recordemos, poblaban las cuevas en esa época). Los estudios isotópicos mostraron que ninguno de esos individuos procedía de las cercanías de Goyet: es decir, eran mujeres de otros grupos que (como decía) fueron capturadas y llevadas a la cueva para ser consumidas con ayudas de herramientas.
Eran un banquete.
Y no, no estoy pasándome de sensacionalismo. El mismo estudio reconoce que la probabilidad estadística de encontrar una composición de género y edad como esa es ridícula. «La presencia exclusiva de mujeres y niños en el conjunto de Goyet no responde al azar ni a una muestra de mortalidad natural. Se trata de una selección deliberada», decía Christian Pérez. Y tenía razón.
La única explicación razonable es el exocanibalismo; algo que solo se había identificado en contextos etnográficos modernos como forma de violencia hacia grupos (en el contexto de guerras tribales). Como señalaban los autores, esta calve interpretativa es la que nos puede ayudar a entender lo que estaba pasando.
El último neandertal vivo. Poco a poco, la pregunta de qué pasó con el universo neandertal se hace más accesible para nosotros.
De hecho, «la aparición de conductas extremas como el canibalismo selectivo podría interpretarse como una expresión de tensiones crecientes» y eso despeja muchas dudas sobre qué pudo (y qué no pudo) pasar.
Por mucho que las teorías sobre asimilación ganen fuerza, lo cierto es que esa admiración no fue un camino de rosas.
Imagen | Matt Benson
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La noticia
Cada vez que pienses que estás comiendo fatal últimamente, piensa en estos neandertales que se comían a sus vecinos
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
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