Hace más de 10 años, un usuario llamado karmafrappuccino posteó un meme que pasaría a la historia de los memes (si es que existe alguna historia de los memes) con el nombre de Confused Travolta. Desde entonces, la imagen de Vincent Vega con un abrigo en la mano y mirando a un lado y a otro completamente despistado en el salón de Mia Wallace se ha utilizado infinidad de veces.
El pasado fin de semana, los Waymo de San Francisco vivieron su propio Confused Travolta.
Detenidos. Así fue como acabaron los coches de Waymo el pasado fin de semana en San Francisco. Parados, sin reaccionar y con las luces de emergencia puestas. El servicio de los coches autónomos sin conductor que circulan por la ciudad estadounidense se vino completamente abajo después de que un apagón dejara sin servicio a los semáforos de parte de la ciudad.
En imágenes como las de este vídeo se puede ver hasta cinco coches de Waymo completamente parados en un cruce sin orden ni concierto. Tres de ellos se encuentran en el lado derecho, con las luces de emergencia activas, pero otro dos se han parado por completo en mitad de un cruce, complicando la vida al resto de conductores.
Durante horas. En The New York Times recogen que los empleados de las grúas estuvieron durante horas recogiendo coches de Waymo desperdigados por la ciudad. El apagón, que había afectado a unos 130.000 vecinos de la ciudad, terminó por provocar el caos en las calles después de que los coches de Waymo bloquearan cruces y calles.
La compañía confirmó que terminó por detener el servicio. Señalan en el diario que desde la ciudad se pusieron en contacto con la compañía para exigirles que cesaran con el servicio ya que éste estaba creando todavía más problemas en la circulación. Las redes sociales muestran vídeos y fotografías de cruces o calles completamente colapsados por los coches autónomos de Waymo.
Pincha en la imagen para ir al tweet original
Pincha en ala imagen para ir al tweet original
Pero, ¿por qué? Pues es la gran duda. Porque expertos consultados por The New York Times señalan que los coches deberían estar preparados para salvar situaciones como esta. De hecho, aclaran que no es raro que los semáforos de San Francisco tengan mala visibilidad o que se pierda señal GPS y los coches funcionen correctamente.
Desde la compañía han aclarado que si un semáforo está apagado, el coche lo entiende como un Stop con salida en cuatro direcciones. Es decir, que el coche debería haber seguido avanzando cuando las condiciones del cruce lo permitieran. Algo que, a los vídeos nos remitimos, no sucedió.
El problema es que los coches parecen estar entrenados para afrontar el apagado de un semáforo pero no de todos los semáforos. Explican en The Verge que el coche manda un vídeo e imágenes a un humano cuando se encuentra en una situación excepcional que no sabe cómo afrontar y éste le muestra el camino. El problema es que, ante un apagón, es complicado que el ancho de banda disponible permita el envío de estos datos.
Pincha en la imagen para ir al tweet original
El caso Tesla. Ante el caos provocado por los robotaxis de Waymo, Elon Musk no tardó en apuntarse el tanto. El motivo es que el sistema de conducción autónomo se ha construido sobre redes neuronales que utilizan los datos de millones de conductores para mostrarle al coche cómo debe comportarse.
De hecho, la propia compañía, en una de las actualizaciones del FSD, su paquete de ayuda a la conducción más avanzado, eliminó 300.000 líneas de código en las que explicaba explícitamente al coche cómo debía comportarse. En su lugar, son las imágenes y datos captados por los millones de coches que tienen en la calle los que le muestran a cada unidad qué debe hacer.
Esto tiene sus inconvenientes, como que un coche decelere sin motivo al encontrarse un vehículo de policía, pero tiene muchas ventajas cuando se trata de realizar una conducción más fluida. Además, es más fácil que enfrente imprevistos porque con tantos coches en las calles es relativamente sencillo que alguien haya enfrentado una situación inesperada, sea la que sea.
Imprevistos. Actualmente, el mayor enemigo de la conducción autónoma es, precisamente, ese: enfrentar los imprevistos. Y es que no es la primera vez que los coches autónomos provocan imágenes en las que colapsan calles o cruces por fallos de comunicación o malinterpretar las señales y los avisos.
Por ejemplo, uno de los coches de Cruise acabó huyendo de la policía porque no supo cómo debía actuar ante las luces de emergencia del coche que lo perseguía. El coche, en aquella ocasión, tuvo que ser apagado de forma remota.
Y un descontento generalizado. Aunque los robotaxis han terminado por convertirse en una parte más del paisaje de San Francisco, hasta el punto de ser un atractivo turístico, desde que se pusieran en marcha estos servicios han provocado todo tipo de protestas y acciones de los vecinos contra ellos. Algunas tan sencillas como poner un cono sobre el capó.
Y es que los coches autónomos han cruzado la línea de lo que el vecino de la ciudad está dispuesto a sufrir. Los cruces colapsados por un apagón han sido el último caso pero hace solo unas semanas un coche de Waymo atropelló un conocido gato en uno de los barrios en los que operan. Las reacciones al caso demostraron que, aunque un coche autónomo se vea envuelto en menos accidentes, somos más críticos con el sistema que cuando el coche lo opera un humano.
Por no hablar del caso Cruise, que terminó por perder la licencia (aunque luego la recuperó antes de abandonar definitivamente) por verse envuelto, entre otros, en un incidente en el que una vecina fue atropellada y el coche en lugar de detenerse le pasó por encima y aparcó sobre ella. También se dio el caso de que el fallo en uno de sus coches provocó el retraso de los servicios de emergencia en un incendio donde una persona perdió la vida.
Foto | Waymo y Georg Eiermann
En Xataka | He probado un taxi totalmente autónomo. Así es viajar sin conductor
–
La noticia
Calles bloqueadas y obstáculos con ruedas: un apagón ha recordado a Waymo dónde están sus límites
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alberto de la Torre
.
