En la recién construida isla científica de Yaohu, junto a la ciudad de Nanchang, China avanza discretamente en sus planes de materializar un proyecto que Estados Unidos exploró y abandonó hace décadas: el reactor híbrido de fusión-fisión.
Xinghou-1. Su nombre significa «chispa», y está inspirado en una cita de Mao Zedong: «una sola chispa puede incendiar toda la pradera». Pero no es poca cosa: tiene detrás una inversión de más de 200.000 millones de yuanes, el equivalente a 28.000 millones de dólares.
El objetivo: construir una central híbrida con 100 megavatios de potencia eléctrica, 300 megavatios de potencia térmica y, lo más importante, un factor de ganancia de energía del plasma (Q) superior a 30. Un logro sin precedentes que podría redefinir el futuro de la energía nuclear de fusión.
Qué significa todo esto. Para entender la magnitud de este objetivo, hay que ponerlo en contexto. La fusión nuclear, el mismo proceso que alimenta a las estrellas, promete energía limpia sin los residuos radiactivos de la fisión nuclear actual. El gran desafío es lograr que una reacción de fusión genere más energía de la que consume.
El National Ignition Facility de Estados Unidos logró en 2022 un hito histórico con un valor Q de 1,5, demostrando por primera vez una ganancia neta de energía. El Reactor Termonuclear Experimental Internacional (ITER), un gigantesco proyecto multinacional que se está construyendo en Francia, aspira a alcanzar un Q>10 para demostrar la viabilidad de la fusión a gran escala.
Xinghuo, sin embargo, apunta a un Q>30, el umbral que los expertos consideran necesario para que una planta de fusión sea comercialmente rentable. ¿Cómo planea China dar este salto de gigante? La respuesta está en su enfoque híbrido.
Un reactor de fusión-fisión. Es decir, un reactor que utiliza los neutrones de alta energía generados por una reacción de fusión (la «chispa») para bombardear un manto de material fisible como el uranio. Esto desencadena una reacción de fisión que multiplica enormemente la producción de energía. En esencia, usa la fusión como catalizador para hacer que la fisión sea mucho más eficiente.
El proyecto Xinghuo-1 ya ha entrado en fase inicial, que incluye la licitación y la evaluación de su impacto ambiental. Su desarrollo corre a cargo de la empresa estatal China Nuclear Industry 23 Construction Corporation (CNI-23) y la empresa privada Lianovation Superconductor.
La vía que Estados Unidos abandonó. El concepto no es nuevo. Durante las décadas de 1970 y 1980, el Departamento de Energía de Estados Unidos investigó los reactores híbridos antes de que las prioridades políticas cambiaran. Las preocupaciones sobre la proliferación nuclear (los híbridos pueden usarse para producir plutonio) y una apuesta estratégica por la «fusión pura» como la solución definitiva y más limpia llevaron al abandono de esta línea de investigación.
Estados Unidos, y con él gran parte de Occidente, pusieron todas sus fichas en proyectos como el ITER. China, por su parte, ha visto en el modelo híbrido un atajo. Mientras la fusión pura sigue a décadas de distancia de su comercialización, un reactor híbrido como Xinghuo podría conectar una planta de fusión a la red eléctrica mucho antes. Tan pronto como en 2030, según SCMP.
Una apuesta nacional coordinada. Xinghuo forma parte de un ecosistema de fusión bien financiado. China mantiene también el proyecto EAST, un reactor de fusión tokamak que ha sido capaz de mantener un plasma a 100 millones de grados durante más de 17 minutos. El proyecto Huanliu-3, un tokamak más nuevo y potente en fase de experimentación. Y el proyecto CFETR, un futuro reactor de fusión pura a gran escala, considerado el equivalente chino de ITER.
El éxito de Xinghuo no solo depende de sus propios avances, sino también del desarrollo de una compleja cadena de suministro industrial para componentes clave como los imanes superconductores y la cámara de vacío térmico.
Si China logra que Xinghuo funcione, ya sea en 2030 o en 2035, las implicaciones serían sísmicas. Demostrarían la viabilidad de una ruta hacia la energía de fusión comercial que el resto del mundo abandonó hace tiempo. Podría poner a Pekín años, si no décadas, por delante en la carrera energética.
Imagen | Xinhua
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La noticia
China está construyendo el reactor de fusión-fisión que EEUU canceló hace décadas. De su suerte depende el futuro de la energía nuclear
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Xataka
por
Matías S. Zavia
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