Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha mirado al cielo nocturno en busca de patrones y respuestas. Las constelaciones, agrupaciones de estrellas a las que hemos puesto nombre, han sido guía de navegantes, calendario de agricultores y lienzo para nuestras mitologías. Hoy los científicos siguen aprovechando esta tradición milenaria, que se ha convertido en una herramienta fundamental para cartografiar el universo.
Índice de Contenidos (31)
- ¿Cuántas constelaciones se pueden ver desde la Tierra?
- Las constelaciones más conocidas y dónde podemos verlas
- La Osa Mayor
- La Osa Menor
- Orión
- Casiopeia
- Canis Major
- Pegaso
- Cruz del Sur
- Las 13 constelaciones zodiacales
- Aries
- Tauro
- Géminis
- Cáncer
- Leo
- Virgo
- Libra
- Escorpio
- Ofiuco
- Sagitario
- Capricornio
- Acuario
- Piscis
- Las constelaciones más visibles según la estación del año
- El cielo de invierno
- El cielo de primavera
- Cielo de verano
- Cielo de otoño
- Unos consejos para ver mejor las constelaciones
- Dónde ubicarse y qué equipo usar para observarlas
- Aplicaciones para ver las estrellas
¿Cuántas constelaciones se pueden ver desde la Tierra?
Oficialmente, el cielo está dividido en 88 constelaciones. Su cartografía fue establecida por la Unión Astronómica Internacional a partir de 1928 para que cada punto de la esfera celeste perteneciera a una única región, sin solapamientos ni ambigüedades. Aunque no es posible verlas todas desde un único punto del planeta debido a la latitud y a la rotación terrestre, a lo largo de un año y desde diferentes lugares del mundo, todas las constelaciones se revelan ante nosotros.
El primer paso para observarlas es distinguir entre una «constelación» y un «asterismo». Mientras que un asterismo es un patrón de estrellas popular y reconocible por su forma (como el Carro o el Triángulo de Verano), una constelación es una de las 88 regiones oficialmente delimitadas que dividen la totalidad de la esfera celeste, un concepto mucho más útil para la astronomía moderna.
Esta estandarización marcó un punto de inflexión en la historia de la astronomía. Antes de 1928, las distintas culturas y tradiciones astronómicas mantenían sus propios mapas celestes, lo que dificultaba la comunicación científica a nivel global. Con el auge de la astrofísica, se hizo necesario contar con un sistema de referencia universal para localizar con precisión objetos como estrellas variables, nebulosas o galaxias lejanas.
Definiendo unas fronteras claras, la IAU transformó las constelaciones de figuras mitológicas en un sistema de coordenadas celestes equivalente a los países del mapamundi. Esta unificación fue un pilar para la colaboración astronómica internacional del siglo XX y XXI, facilitando el mapeo del cosmos y el desarrollo de proyectos globales como la búsqueda sistemática de exoplanetas.
Las constelaciones más conocidas y dónde podemos verlas
Aprender a reconocer las constelaciones más famosas es el primer paso para convertirse en un astrónomo aficionado. Estas son las constelaciones más icónicas y cómo encontrarlas:
La Osa Mayor
La constelación de la Osa Mayor. Imagen | Łukasz Mularczyk, Wikimedia (CC BY-SA 4.0)
Con una extensión de 1.280 grados cuadrados, la Osa Mayor es la tercera constelación más grande del cielo nocturno. En la mitología griega, representa a la ninfa Calisto, a quien la celosa diosa Hera transformó en una osa.
La forma más sencilla de identificar la Osa Mayor es buscando su famoso asterismo. Conocido como «el Carro» o «el Cazo», es un grupo de siete estrellas brillantes que dibujan la forma de una cazuela con un mango curvo. Este asterismo es en realidad solo una parte de la constelación completa, que también incluye estrellas que forman la cabeza y las patas del oso.
Más allá de su forma, la Osa Mayor es la principal herramienta de navegación celeste en el hemisferio norte por su función como «puntero» cósmico. Las dos estrellas del borde exterior del cazo, Merak y Dubhe, forman una línea recta que, si se prolonga cinco veces, apunta directamente a la estrella Polar, la forma más fiable de encontrar el norte geográfico.
Además, si se sigue el arco que dibuja el mango del carro, se llega primero a la brillante Arturo, en la constelación de Bootes, y después a Spica, en Virgo. Por ello, aprender a identificar la Osa Mayor permite localizar al menos otras cuatro constelaciones clave. Para los observadores del hemisferio norte, es una constelación circumpolar, lo que significa que es visible durante todo el año. Su estrella más brillante no es ninguna de las mencionadas, sino Alioth, situada en el mango.
La Osa Menor
La constelación de la Osa Menor. Imagen | Buie, Flickr (CC BY-NC-ND 2.0)
La Osa Menor se localiza a partir de la Osa Mayor. Siguiendo la línea imaginaria trazada por las estrellas «puntero» (Merak y Dubhe), se llega a Polaris, la estrella más brillante de la Osa Menor, que marca el final de su cola. Su forma es similar a la de un carro, como la Osa Mayor, pero es más pequeña, y sus estrellas son considerablemente más tenues, a excepción de Polaris, que es un sistema estelar triple compuesto por una estrella supergigante y dos compañeras más pequeñas.
La Osa Menor es una constelación circumpolar visible durante todo el año en el hemisferio norte. Contiene el polo norte celeste, el punto alrededor del cual parece girar todo el cielo boreal. La mitología la asocia con Arcas, el hijo de Calisto, o con Cinosura, una de las ninfas que cuidó de Zeus en su infancia.
Incluso su estrella más brillante, Polaris, puede ser difícil de ver desde las ciudades. Su relevancia radica en su posición: está casi perfectamente alineada con el eje de rotación de la Tierra. Esto hace que parezca inmóvil en el cielo, mientras que las demás estrellas trazan círculos a su alrededor a lo largo de la noche, convirtiéndola en un faro ideal para orientarse.
Sin embargo, este privilegio es temporal. Un lento bamboleo del eje terrestre, conocido como precesión de los equinoccios, está haciendo que el polo norte celeste se desplace. Hace unos 4.700 años, durante la construcción de las pirámides de Egipto, la estrella polar era Thuban, en la constelación de Draco. Dentro de miles de años, Polaris cederá su puesto a otra estrella.
Orión
La constelación de Orión. Imagen | Joseph Morgan, Flickr (CC BY-SA 2.0)
Orión es una de las constelaciones más espectaculares y fáciles de reconocer. Al estar situada sobre el ecuador, es visible desde casi cualquier parte del mundo. Su rasgo más distintivo es el «Cinturón de Orión», un asterismo que forma una línea casi perfecta de tres estrellas muy brillantes: Alnitak, Alnilam y Mintaka. Este trío es conocido popularmente como «Las Tres Marías».
Orión representa al gigante cazador de la mitología griega. Es una de las constelaciones más fotogénicas y relevantes porque alberga una de las regiones de formación estelar más activas y cercanas a nosotros: la Gran Nebulosa de Orión (M42). Esta inmensa «guardería estelar» es visible a simple vista como una mancha difusa en la espada que cuelga del cinturón de Orión.
Su estrella más brillante no es Betelgeuse, una llamativa supergigante roja, sino Rigel, una deslumbrante supergigante azul situada en el pie del cazador.
Casiopeia
La constelación de Casiopea. Imagen | scketer, DeviantArt (CC BY-SA 3.0)
Esta constelación del hemisferio norte es inconfundible gracias a su distintiva forma de «W» o «M», que consta de cinco estrellas brillantes. Al ser circumpolar, es visible durante todo el año desde latitudes medio-altas del norte. Se encuentra en el lado opuesto de la Estrella Polar con respecto a la Osa Mayor, por lo que cuando una está baja en el horizonte, la otra está alta.
Casiopea representa a la vanidosa reina de la mitología etíope, esposa de Cefeo y madre de Andrómeda. Como castigo por presumir de ser más bella que las ninfas del mar, fue condenada a girar eternamente alrededor del polo celeste, pasando la mitad del tiempo boca abajo en su trono.
Su estrella más brillante es Schedar, una gigante naranja. La constelación se encuentra en una región muy densa de la Vía Láctea, por lo que es rica en cúmulos estelares abiertos, como M52.
Canis Major
La constelación de Can Mayor. Imagen | Pithecanthropus4152, Wikimedia (CC BY-SA 4.0)
Representa a uno de los perros de caza que acompañan a Orión en su cacería celestial. Se asocia con Lélape, un perro mágico destinado a atrapar siempre a su presa. Su estrella principal, Sirio, no solo es la más brillante de la constelación, sino la estrella más brillante de todo el cielo nocturno.
Su brillo se debe tanto a su luminosidad intrínseca como a su proximidad, ya que se encuentra a solo 8.6 años luz de la Tierra. Sirio es un sistema binario: la estrella principal, Sirio A, es una estrella blanca dos veces más masiva que el Sol acompañada por una pequeña pero densa enana blanca llamada Sirio B, o «el Cachorro».
La forma más sencilla de encontrar al Can Mayor es utilizar el Cinturón de Orión como guía. Al prolongar la línea de las tres estrellas hacia el sureste (en el hemisferio norte), se llega directamente a una estrella que brilla con una intensidad inigualable: Sirio. Esta constelación es una de las joyas del cielo invernal del hemisferio norte.
Pegaso
La constelación de Pegaso. Imagen | A. D. Prakasa, Wikimedia (CC BY-SA 4.0)
La característica más prominente de Pegaso es un gran asterismo conocido como el «Cuadrado de Pegaso», un enorme cuadrilátero formado por cuatro estrellas que representan el cuerpo del caballo alado. Es una de las constelaciones dominantes en el cielo de otoño del hemisferio norte.
Representa al caballo alado de la mitología griega, que nació de la sangre de la gorgona Medusa cuando Perseo le cortó la cabeza. Curiosamente, la estrella que forma el vértice noreste del cuadrado, Alpheratz, no pertenece a Pegaso, sino que es la estrella alfa de la vecina constelación de Andrómeda.
La estrella más brillante de Pegaso es Enif, una supergigante naranja que marca el hocico del caballo en el patrón de la constelación.
Cruz del Sur
Constelación de la Cruz del Sur. Imagen | J. C. Casado, Flickr (CC BY-NC 2.0)
Fuera del alcance visual de Europa, pero icónica en el hemisferio sur, la Cruz del Sur es una pequeña constelación que forma una cruz latina en el cielo austral. Su estrella más brillante es Acrux, que está entre las estrellas de mayor brillo de todo el cielo nocturno.
A pesar de su modesto tamaño, es de gran importancia para la navegación en el hemisferio sur porque sus cuatro estrellas principales apuntan aproximadamente hacia el polo sur celeste. De hecho, aparece en las banderas de varios países del hemisferio sur debido a su valor cultural.
Justo al lado se encuentran las estrellas Alpha Centauri y Beta Centauri (en la constelación del Centauro), que actúan como punteros para la Cruz del Sur. En su interior se puede ver la Nebulosa del Saco de Carbón, una nube oscura que resalta sobre el fondo estrellado de la Vía Láctea.
Las 13 constelaciones zodiacales
Constelaciones del zodiaco. Imagen | Till Credner, Wikimedia (CC BY-SA 4.0)
Desde una perspectiva astronómica, las constelaciones zodiacales son aquellas que se encuentran en el plano de la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Este plano, proyectado en la esfera celeste, se conoce como la eclíptica. Es, digamos, el camino aparente que el Sol, la Luna y los planetas trazan en nuestro cielo nocturna a lo largo del año.
Esta banda celeste no solo es el escenario del movimiento aparente del Sol, sino también el origen de fenómenos sutiles como la luz zodiacal, un fenómeno que conocemos desde hace siglos y del que aún seguimos descubriendo su origen.
A diferencia de la astrología, que divide la eclíptica en 12 signos iguales de 30 grados cada uno, las constelaciones astronómicas tienen tamaños y formas irregulares. Además, el Sol no atraviesa 12, sino 13 constelaciones. La «olvidada» es Ofiuco, el portador de la serpiente. Los antiguos astrónomos babilonios la omitieron deliberadamente para que el zodiaco encajara en su calendario de 12 meses lunares, una tradición que la astrología occidental ha mantenido.
La principal razón por la que las fechas astrológicas ya no coinciden con la posición real del Sol en las constelaciones es la susodicha precesión de los equinoccios, el lento bamboleo del eje de la Tierra, similar al de una peonza, que completa un ciclo cada aproximadamente 26.000 años.
Este movimiento ha provocado que, a lo largo de los más de 2.000 años transcurridos desde que se fijaron los signos del zodiaco, las constelaciones se hayan desplazado casi un mes completo respecto a las fechas astrológicas. Así que, cuando un astrólogo dice que el Sol está «en Aries», astronómicamente se encuentra todavía en la constelación de Piscis.
Aries
Representa al carnero alado cuyo Vellocino de Oro fue buscado por Jasón y los Argonautas. Es una constelación pequeña y no muy brillante, situada entre Piscis y Tauro. Su estrella principal es Hamal. El Sol transita por Aries entre el 18 de abril y el 13 de mayo.
Tauro
Fácilmente reconocible por su forma de ‘V’, que representa la cabeza del toro, está marcada por una brillante estrella anaranjada llamada Aldebarán. Contiene dos famosos cúmulos estelares: las Pléyades y las Híades. Mitológicamente, se asocia con la forma que adoptó Zeus para seducir a la princesa Europa. El Sol transita por Tauro entre el 13 de mayo y el 21 de junio.
Géminis
Representa a los gemelos Cástor y Pólux de la mitología griega. Sus dos estrellas más brillantes llevan sus nombres. Pólux, una gigante anaranjada, es la más luminosa de la constelación. Se encuentra al noreste de Orión. El Sol transita por Géminis entre el 21 de junio y el 20 de julio.
Cáncer
Es una de las constelaciones zodiacales más tenues. Representa al cangrejo que la diosa Hera envió para atacar a Hércules durante su lucha con la Hidra. Alberga el cúmulo estelar abierto del Pesebre (M44), visible a simple vista como una mancha nebulosa. El Sol transita por Cáncer entre el 20 de julio y el 10 de agosto.
Leo
Otra de las constelaciones más reconocibles, que se asemeja a un león agazapado. Su asterismo principal es una «hoz» o un signo de interrogación invertido que forma la cabeza y la melena del león. Su estrella más brillante es Régulo, que significa «pequeño rey». Representa al León de piel impenetrable Nemea, que fue derrotado por Hércules. El Sol transita por Leo entre el 10 de agosto y el 16 de septiembre.
Virgo
Es la constelación más grande del zodiaco y la segunda más grande del cielo. Representa a una doncella, identificada con Deméter, la diosa de la agricultura, o con Astrea, la diosa de la justicia. Su estrella más brillante es Spica, una brillante estrella blanco-azulada que simboliza una espiga de trigo. El Sol transita por Virgo entre el 16 de septiembre y el 30 de octubre.
Libra
Es la única constelación del zodiaco que no representa a un ser vivo, sino a un objeto: la balanza de la justicia. Originalmente, sus estrellas formaban las pinzas de la vecina constelación de Escorpio. Es una constelación tenue, cuya estrella más brillante es Zubeneschamali. El Sol transita por Libra entre el 30 de octubre y el 23 de noviembre.
Escorpio
Una de las pocas constelaciones que se asemeja a lo que representa. Su forma curvada de estrellas brillantes dibuja perfectamente un escorpión con su aguijón. Su corazón está marcado por la brillante supergigante roja Antares, cuyo nombre significa «el rival de Ares» (Marte) por su color rojizo. En la mitología, es el escorpión que mató a Orión el cazador. El Sol transita por Escorpio entre el 23 de noviembre y el 29 de noviembre.
Ofiuco
No forma parte del zodiaco tradicional, aunque el Sol pase por ella, como siempre han sabido los astrónomos. Representa a Asclepio, el dios de la medicina, sosteniendo una serpiente (la constelación de Serpens). Es una constelación grande pero no especialmente prominente. El Sol transita por Ofiuco entre el 29 de noviembre y el 17 de diciembre.
Sagitario
Situada en la parte más densa de la Vía Láctea, esta constelación marca la dirección del centro de nuestra galaxia. Su asterismo más conocido es «la Tetera». Representa a un centauro arquero identificado con el sabio Quirón. Su estrella más brillante es Kaus Australis. Contiene una gran cantidad de nebulosas y cúmulos estelares, como la Nebulosa de la Laguna (M8) y la Nebulosa Trífida (M20). El Sol transita por Sagitario entre el 17 de diciembre y el 20 de enero.
Capricornio
Representa a una cabra marina, una criatura mitológica mitad cabra, mitad pez. Es una de las constelaciones más tenues del zodiaco.63 Su estrella más brillante esDeneb Algedi*, que significa «la cola de la cabra». El mito la asocia con el dios Pan, quien se transformó para escapar del monstruo Tifón. El Sol transita por Capricornio entre el 20 de enero y el 16 de febrero.
Acuario
Representa al aguador, a menudo identificado con Ganimedes, el copero de los dioses del Olimpo. Es una constelación grande pero con estrellas poco brillantes. Su estrella más luminosa es Sadalsuud, cuyo nombre significa «la más afortunada de las afortunadas». El Sol transita por Acuario entre el 16 de febrero y el 11 de marzo.
Piscis
Representa a dos peces atados por sus colas con una cuerda. Es una constelación grande pero muy tenue y difícil de ver. En la mitología, los peces son Afrodita y su hijo Eros, quienes se transformaron para escapar del monstruo Tifón. Su estrella más brillante es Alpherg. El Sol transita por Piscis entre el 11 de marzo y el 18 de abril.
Las constelaciones más visibles según la estación del año
Mapa astronómico de 1831 con una ilustración de la Osa Mayor. Imagen | Rawpixel
El cielo nocturno es un escenario cambiante. A medida que la Tierra orbita alrededor del Sol, nuestra ventana apunta a diferentes regiones del cosmos, revelando un nuevo elenco de constelaciones con cada estación.
El cielo de invierno
Considerado el más espectacular del año, el cielo de invierno en el hemisferio norte está dominado por la majestuosa constelación Orión, el Cazador. Le siguen sus fieles perros de caza, Canis Mayor, con la deslumbrante estrella Sirio, y Canis Menor, con Proción. Junto con Rigel y Betelgeuse en Orión, Aldebarán en Tauro y Cástor o Pólux en Géminis, estas estrellas forman un gran asterismo conocido como el Hexágono Invernal, que llena el cielo nocturno de astros brillantes.
El cielo de primavera
Tras el dominio de Orión en invierno, el cielo de primavera se vuelve más sutil. Las constelaciones clave son Leo, con su reconocible hoz, Virgo, con la brillante Spica, y Bootes, el pastor, con la luminosa estrella Arturo de color anaranjado. Una forma fácil de encontrarlas es seguir el arco del mango del Carro de la Osa Mayor hasta llegar a Arturo y luego continuar la misma línea hasta Spica.
Cielo de verano
El verano del hemisferio norte está dominado por un gran asterismo llamado Triángulo de Verano. Sus vértices son tres de las estrellas más brillantes del cielo, cada una perteneciente a una constelación diferente: Vega (en Lira), Deneb (en Cisne) y Altair (en Águila). Esta es también la mejor época para observar el resplandor de la Vía Láctea, que cruza el Triángulo de Verano. Mirando hacia el sur, hacia las constelaciones de Sagitario y Escorpio, podemos ver la parte más densa y brillante de nuestra galaxia, puesto que es la dirección de su centro galáctico.
Cielo de otoño
El cielo de otoño en el hemisferio norte está presidido por el imponente Cuadrado de Pegaso. Junto a él se encuentran las constelaciones ligadas al mito de Perseo: Casiopeia, con su forma de W alta en el cielo, Andrómeda, y el propio Perseo. El otoño ofrece la única oportunidad de observar a simple vista, en un cielo oscuro, el objeto más lejano visible sin ayuda óptica: la Galaxia de Andrómeda (M31), que aparece como una pequeña mancha algodonosa.
Unos consejos para ver mejor las constelaciones
La Cruz del Sur vista desde Australia. Imagen | Trevor Dobson (CC BY-NC-ND 2.0)
Dónde ubicarse y qué equipo usar para observarlas
La clave para una buena noche de observación astronómica es escapar de la contaminación lumínica. Las luces de las ciudades crean un velo anaranjado que oculta las estrellas más débiles y la Vía Láctea. Lo más fundamental buscar un lugar lo más oscuro posible, preferiblemente en zonas rurales, montañas o parques con cielo oscuro.
Una vez en el lugar, es vital permitir que los ojos se adapten a la oscuridad. Este proceso fisiológico puede tardar entre 20 y 30 minutos, durante los cuales la pupila se dilata al máximo y se activan los fotorreceptores más sensibles a la luz tenue. Mirar la pantalla brillante de un móvil o encender una linterna blanca arruina este proceso instantáneamente. Por ello, los astrónomos utilizan linternas de luz roja, que afectan mucho menos la visión nocturna.
En cuanto al equipo, la progresión es sencilla. A simple vista se pueden reconocer las principales constelaciones y asterismos. Unos prismáticos de 7×50 o 10×50 son excelentes para explorar la Vía Láctea, descubrir cúmulos estelares como las Pléyades y observar la Nebulosa de Orión con más detalle. Por último, un telescopio, aunque sea de principiantes, permite observar detalles en los planetas, como los anillos de Saturno o las lunas de Júpiter.
Aplicaciones para ver las estrellas
Los móviles han puesto un completo planetario en nuestro bolsillo. Existen apps y herramientas excelentes para ver estrellas y constelaciones. Guías interactivas como Stellarium, Sky Guide o Sky Tonight usan el GPS y la brújula del teléfono para mostrar un mapa del cielo en tiempo real.
Apuntando el móvil hacia el cielo, cualquiera de estas aplicaciones identifica estrellas, planetas, constelaciones e incluso objetos de cielo profundo. Y ofrecen información detallada sobre cada objeto, simulan el cielo desde cualquier lugar y fecha, y envían notificaciones sobre eventos astronómicos importantes como lluvias de meteoros o eclipses.
Además de estrellas y planetas, estas apps permiten rastrear en tiempo real la Estación Espacial Internacional (ISS), los trenes de Starlink y otros tipos de satélites, dándonos una nueva perspectiva sobre la gigantesca red de la que somos cada vez más dependientes.
Una vez localizados, lo mejor es apartar el teléfono, acostumbrar la vista y caer en la cuenta de que cada estrella es un sol distante, y cada constelación, una ventana a la inmensidad del cosmos. Observar el cielo es, en esencia, mirar hacia nuestro propio pasado y nuestros orígenes, un recordatorio de que el viaje no ha hecho más que empezar.
Imagen | DarkWorkX, Pixabay
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La noticia
Cómo localizar las constelaciones más famosas: el mapa que une a todas las civilizaciones que han pisado la Tierra
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Matías S. Zavia
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