Hay veces en las que la historia del manga parece escrita por el destino. Y otras tantas, como en este caso, nace del cansancio, la presión editorial y la necesidad de cambio. Así ocurrió con Dragon Ball, una de las series más influyentes de la historia del entretenimiento, que no surgió por inspiración divina, ni por una visión mística del éxito, sino por el deseo de su creador de dejarlo todo debido a la presión y el cansancio.
Dragon Ball fue la forma de dejar atrás Dr. Slump
Según lo revela Kazuhiko Torishima, el histórico editor de la Shonen Jump y pieza clave en la carrera de Akira Toriyama, en su libro Técnicas Definitivas de Manga del Dr. Mashirito, el nacimiento de Dragon Ball tiene raíces mucho más humanas y crudas. El mangaka estaba agotado con Dr. Slump, una serie semanal de humor que lo tenía trabajando al límite desde 1980. “Quiero dejar esta serie”, le dijo Toriyama a su editor. Su cansancio era evidente, pero la respuesta del editor fue tan fría como pragmática:
“Si puedes hacer un manga más interesante que Dr. Slump, entonces puedes dejar tu serie”.
Fue entonces cuando Toriyama se propuso lo imposible. En una dinámica que sería impensable para la mayoría de los mangakas de hoy, Toriyama, junto con Torishima, se embarcó en una serie de experimentos creativos para dar con ese “manga más interesante”. Nacieron varios one-shots, como Pink o Chobit, que pasaron sin pena ni gloria. Y, sin embargo, ahí estaba Toriyama, buscando una salida, una forma de liberarse del ciclo inagotable que lo estaba desgastando en la historia de Arale y compañía.
Jackie Chan y las películas de artes marciales como inspiración
El giro inesperado no vino de una reunión editorial, sino de una conversación doméstica. Fue Yoshimi Kato, esposa de Toriyama, quien le reveló a Torishima que su marido solía dibujar mientras veía películas de kung-fu. Películas de Jackie Chan, con toda su energía, coreografía y humor físico: ahí estaba la respuesta.
“¿Por qué no dibujas un manga de kung fu para tu próximo one-shot?”, le sugirió entonces Torishima. De esa idea nació Dragon Boy, un joven artista marcial que protegía a una princesa y la semilla de lo que poco después se transformaría en Dragon Ball. Y es que tras un par de one-shots el protagonista sería rediseñado como un niño con cola de mono llamado Son Goku. El propio Torishima lo expresa se la siguiente forma en su libro:
«Este one-shot se publicó en el número especial de la Jump ; quedó tercero en la encuesta de popularidad de los lectores. Una vez terminada la secuela, Dragon Boy: Capítulo Dos , tuvo un gran recibimiento y quedó primero en las encuestas. ¿Por qué? Creo que fue porque Akira Toriyama se esforzó demasiado en crear algo que diera pie a su siguiente serie, y cuanto más dibujaba lo que quería dibujar, más se alejaba del manga simple y directo.»
Es casi poético: de un deseo de renunciar, Toriyama creó el manga que no solo definió su carrera, sino que reconfiguró el género shonen entero. Dragon Ball no solo superó a Dr. Slump, lo eclipsó por completo, convirtiéndose en un fenómeno global. Pero detrás de su éxito no hay una historia romántica sobre la pasión artística o la genialidad espontánea: hay trabajo duro, hartazgo, presión editorial y una resistencia obstinada por parte de un autor que simplemente necesitaba un cambio.
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La noticia
Dragon Ball comenzó como una salida desesperada de su autor: Akira Toriyama quería dejar su manga más exitoso, y una promesa lo cambio todo
fue publicada originalmente en
3DJuegos LATAM
por
Ayax Bellido
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