Hay homenajes que emocionan, que celebran con justicia la trayectoria de una obra querida. Y hay otros que, con una sutileza devastadora, nos recuerdan que no todo merece ser festejado. El reciente tributo por el 30 aniversario de Rurouni Kenshin parece querer estar en la primera categoría: una edición de revista repleta de ilustraciones conmemorativas firmadas por los grandes nombres del manga contemporáneo: Eiichiro Oda (One Piece), Takehiko Inoue (Vagabond), Yoshihiro Togashi (Hunter x Hunter), Sui Ishida (Tokyo Ghoul) y otros tantos aportaron dibujos meticulosos, donde se nota el respeto, el cariño, incluso la nostalgia. Y entonces llegó el arte de Hirohiko Araki.
Su contribución al homenaje (si así puede llamarse) parece más bien un gesto hecho por obligación. Un dibujo apático, casi vacío. Kenshin Himura aparece ahí como un garabato sin alma, con la coleta, la espada y con los elementos mínimos para decir “cumplí”, pero sin una pizca del dramatismo, dinamismo o estilización que caracteriza cada página de JoJo’s Bizarre Adventure. Cualquiera que conozca el trazo de Araki sabe que esto no es normal: y es que no es descuido, es estrategia; no es pereza, es protesta.
Araki garabateo un Kenshin como protesta
A simple vista, el homenaje de Araki a Samurai X puede parecer un mal dibujo. Uno carente de esfuerzo o inspiración. Pero una vez que se conoce el contexto, el mensaje se vuelve ensordecedor. Araki no rindió pleitesía: dibujó su desaprobación. Y lo hizo del modo más sutil y certero posible, porque Rurouni Kenshin, más allá de su popularidad, tiene una mancha que no se borra. Una tan profunda como imperdonable.
En 2017, Nobuhiro Watsuki fue arrestado por posesión de pornografía infantil. No solo tenía material, sino que confesó sentirse atraído por adolescentes. Las consecuencias ante semejante atrocidad fueron las minimas: una multa de aproximadamente 1,800 dólares y una pequeña suspención de su trabajo que apenas duro unos menes. Tras una pausa breve, Samurai X fue reanudado con bombos y platillos como si nada hubiese ocurrido, como si el artista estuviera por encima del daño.
La editorial nunca cortó lazos y los estudios no retiraron adaptaciones. Y ahora, diez años después de aquel escándalo, Rurouni Kenshin recibe una lujosa conmemoración por sus tres décadas de vida. Y en ese mar de dibujos conmemorativos repletos de tinta, poses heroicas y reverencias tácitas, el dibujo de Araki es un grito silencioso.
No hace falta una declaración pública. No necesita escribir una carta abierta ni twittear su postura. Solo necesitaba hacer lo que mejor sabe hacer… o más bien, todo lo contrario. Entregar el tributo más desganado, inexpresivo y pobre de su carrera, y sin duda, lo logró.
Hirohiko Araki y el arte como resistencia
Lo que hizo Araki no va a cambiar la industria. No va a provocar una disculpa pública ni va a cancelar al homenajeado. Pero importa y los fanáticos alrededor del mundo así lo han hecho sentir a través de foros y redes sociales. Porque en un entorno donde todo parece moverse por convenios editoriales, ventas y adaptaciones millonarias, gestos como este son recordatorios de que el arte también puede ser disidencia. De que un dibujo plano puede ser más contundente que una columna de opinión.
En tiempos donde la cultura de la cancelación se confunde con la responsabilidad moral, y donde muchas veces las denuncias se pierden entre hashtags, Araki nos recuerda que a veces la forma más radical de protesta es la más simple: hacer menos. O, mejor dicho, hacer lo justo para que se note que no quisiste estar ahí.
–
La noticia
El creador de Jojo’s Bizarre Adventure realizó un homenaje incómodo para Samurái X: su dibujo se convirtió en una forma de protesta
fue publicada originalmente en
3DJuegos LATAM
por
Ayax Bellido
.