La instalación del Centro de Desarrollo de Software de Motorola en el año 2000 no solo inyectó capital, sino que sentó las bases metodológicas y de talento que hoy definen el ecosistema de la Economía del Conocimiento en Córdoba.

Hace un cuarto de siglo, una alianza estratégica entre Motorola y los gobiernos provincial y municipal inició una transformación digital sin precedentes en Córdoba. La llegada de la multinacional en el año 2000 y la posterior inauguración del Motorola Argentina Center for Software (MACS) en 2001 marcaron un punto de inflexión, estableciendo un centro de excelencia que sentaría las bases del actual polo tecnológico de la provincia.
La inversión inicial de 10 millones de dólares y la creación de más de 250 empleos directos fueron solo el comienzo. El MACS se convirtió en una verdadera incubadora de talento y metodologías avanzadas. Fue pionero en la obtención de certificaciones de calidad inéditas en el país, como CMM nivel 5 y CMMI nivel 5, estándares globales que elevaron drásticamente la vara para el desarrollo de software local. Más de 150 profesionales fueron certificados en tecnologías clave como Java y C, con una tasa de aprobación del 100%, y se impulsaron programas de posgrado y formación técnica en colaboración con universidades locales. Esto no solo profesionalizó a la fuerza laboral, sino que demostró que el talento cordobés podía competir de igual a igual con cualquier hub tecnológico a nivel mundial.
La influencia de Motorola fue sistémica. Los más de 500 profesionales que pasaron por el MACS absorbieron una cultura de ingeniería de alta calidad, compromiso y visión global. Muchos de ellos se convirtieron en fundadores de nuevas empresas tecnológicas, migraron para liderar equipos en otras multinacionales o llevaron consigo esa impronta de excelencia a distintos proyectos, lo que catalizó la multiplicación del mercado local y su posicionamiento internacional. Este «efecto derrame» tecnológico fue crucial para que la industria de la Economía del Conocimiento en Córdoba emplee hoy a más de 63.000 personas y represente el 11,2% del empleo formal provincial, con más de 3.000 empresas activas.
Aunque Motorola cerró su centro en 2012, la huella de su arquitectura organizacional, sus procesos de desarrollo y su estándar de calidad permanece. La semilla tecnológica dispersada por sus excolaboradores continúa germinando en la profesionalización del sector, la creación de nuevas compañías y la consolidación de una comunidad tecnológica con una fuerte cultura de la innovación y la calidad. Un grupo de excolaboradores está trabajando en un libro conmemorativo y un reencuentro para celebrar este hito y, a su vez, inspirar a las nuevas generaciones a comprender el valor de lo que se sembró hace un cuarto de siglo. El caso Motorola en Córdoba es un testimonio de cómo una inversión estratégica en capital humano y metodologías tecnológicas puede redefinir el futuro productivo de una región.