En España hay un colectivo que lleva tiempo pendiente de los lobos. Y no son los zoólogos, animalistas, cazadores o ganaderos. Más aún que ellos son los políticos quienes se han pasado los últimos años discutiendo sobre el estatus legal del canis lupus, un tema delicado que ha generado un profundo debate. El último llega de Asturias, donde el Principado ha tomado una decisión radical: permitir a los cazadores que disparen a los lobos en las ciertas reservas de la comunidad.
No todo el mundo cree que sea legal.
¿Qué ha pasado? Que Asturias permitirá que los cazadores disparen a lobos durante sus batidas en ciertas zonas del Principado, aquellas reservas en las que se haya registrado un aumento de ataques al ganado. La decisión, que ha generado ya un intenso debate y se ha encontrado con la oposición frontal de los animalistas, entronca directamente con una serie de cambios legales que han ido agrietando poco a poco el blindaje legal del que disfrutó durante años el canis lupus.
¿Qué quiere hacer Asturias? Abrir la puerta a los cazadores para que participen en la reducción de la población de lobos. Como «método de control complementario» la Consejería de Medio Rural ha decidido que los cazadores de aquellas reservas regionales «en las que se haya detectado un mayor número de daños en el ganado» puedan disparar a lobos durante cacerías programadas para capturar otras especies. Es decir, da luz verde a los cazadores para que (si se cumplen ciertas condiciones) puedan abatirlos mientras buscan presas.
«El objetivo es aumentar la eficacia de las extracciones. Con este fin, comenzará a aplicarse en cacerías de aquellas reservas en las que hayan aumentado los ataques al ganado, según una actualización de datos realizada entre enero y agosto», aclara el Principado, que ha pedido además que en los cotos de caza «más afectados» los guardas participen en los controles junto con los agentes de Medio Natural.
¿Por qué lo hace? Para responder esa pregunta hay que remontarse varios meses atrás, a abril, cuando el Gobierno de Asturias presentó su «hoja de ruta» anual (aplicable hasta finales de marzo de 2026) para «reducir los perjuicios al sector primario y la conflictividad social» relacionados con los lobos. Es decir, su ‘Plan de Gestión del Lobo’, un documento oficial que entre otras cosas aclaraba cuántas capturas de canis lupus han autorizado las autoridades asturianas.
En ese documento se revelaba que la población mínima de lobos ronda los 345 ejemplares y, en base a eso, la Consejería de Medio Rural ha decidido dar luz verde a «la extracción de un máximo de 53». Incluso se precisaba el número máximo de animales que se «extraerían» en cada zona del Principado, se daban algunas pautas sobre los períodos para realizar «los controles» y se aclaraba cómo se efectuarán.
Entre ellas, además de las batidas realizadas por los agentes medioambientales del Principado, ya se avanzaba que una de las opciones que contemplaba el plan era recurrir directamente a la ayuda de los cazadores en las reservas regionales.
¿Pero el lobo no estaba protegido? A lo largo de los últimos meses el estatus del lobo ha cambiado de forma considerable. Y con él lo ha hecho su blindaje legal. En España la novedad más relevante ocurrió en marzo. Durante la tramitación de una ley de desperdicios alimentarios (sí, has leído bien) el Congreso aprobó varias enmiendas centradas en el lobo. Y entre ellas había una en concreto que devolvía la especie a la situación en la que estaba antes de 2021, año en el que el canis lupus se había añadido al listado de especies silvestres con protección especial (Lespre).
En la práctica que el lobo figurase en el Lespre vetaba la caza de ejemplares al norte del Duero, algo que ya ocurría al sur del río. La decisión del Congreso de sacarlo supuso que las manadas del norte peninsular perdiesen su blindaje, lo que a su vez abrió la puerta a que las comunidades autónomas pudiesen decidir sobre su caza. El propio Principado reconocía el pasado abril que lanzaba su ‘Plan de Gestión del Lobo’ tras los últimos cambios en el Lespre. No fue la única.
Cantabria hizo algo parecido. De hecho RTPA desvelaba esta misma semana que la comunidad ya ha «extraído» más de la mitad de los lobos del cupo autorizado para el período 2025-2026, lo que se traduce en 25 ejemplares de un total de 41.
¿Y por qué recurre a los cazadores? Esa es una de las claves de la polémica que ha surgido en Asturias. El Principado explica que ha decidido permitir que los cazadores puedan disparar a lobos mientras buscan otras especies en las reservas para «aumentar la eficacia» del plan, que prevé la «extracción» de un máximo de 53 lobos. Hay quien ha visto en ese argumentario una señal de alarma.
«Si el motivo de implicar a cazadores es la dificultad para alcanzar el número de lobos muertos establecidos en los cupos, quizás la causa no sea tanto la falta de eficacia del método para darles caza, sino la propia escasez de lobos, algo que parece que el Gobierno asturiano ni siquiera valora», advierte el Fondo de Protección del Lobo, muy crítico con la nueva decisión del Principado.
¿Cuántos lobos hay? En primavera el Gobierno regional calculaba que el lobo está presente en el 83% del territorio asturiano, donde habitan unas 45 manadas que suman entre 360 y 405 animales. «Desde 2001, año en el que se registraron 22 manadas, la población ha mostrado una tendencia general de crecimiento, al igual que los perjuicios causados sobre la ganadería», concreta el Principado.
Para ser más precisos, recuerda que el año pasado se confirmaron daños a 3.257 cabezas de ganado y el coste de las indemnizaciones creció hasta superar el millón y medio de euros. Esas cifras son las que justificaron el Plan de Control, aunque se desconoce cuántos lobos se han abatido en la comunidad a día de hoy.
¿Ha habido reacciones? Sí. Y de diferentes tipos. El Gobierno insiste en que el suyo es un «posicionamiento equilibrado» entre la preservación de la especie y los intereses de los agricultores y ganaderos, pero lo cierto es que todo lo relacionado con el marco legal del lobo lleva meses envuelto en un profundo debate.
Los cazadores reconocen haber recibido el último anuncio del Principado con satisfacción y recuerdan que «es más efectivo disparar a un lobo cuando se ve que salir a buscarlo». Los animalistas no tienen tan claro que la ley les permita abatir ejemplares, independientemente de qué decida el Principado. «Genera una gran incertidumbre y se analizará con rigor si pasa el filtro de la normativa», advierten tras recodar que (más allá del Lespre) el lobo no es una especie cinegética.
El estatus legal del lobo no solo ha dado que hablar en Asturias o Cantabria. También lo ha hecho en otras regiones, incluido al sur del Duero y en otros países de la UE. Tanto es así que hace solo unos meses Bruselas decidió también degradar el estatus legal de la especie, haciéndola pasar de «estrictamente protegida» a solo «protegida», algo que tuvo una repercusión especial para las manadas del sur.
Imágenes | AR Escuela Superior de Medio Ambiente (Flickr) y Enmanuel Rodríguez (Flickr)
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La noticia
El lobo lleva años siendo una enorme patata caliente política. En Asturias permitirán a los cazadores que los abatan
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Carlos Prego
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