En Italia los agricultores están tan hartos de los turistas que están instalando tornos en las montañas. Literalmente

En Italia los agricultores están tan hartos de los turistas que están instalando tornos en las montañas. Literalmente

Hay muchos sitios donde uno esperaría encontrarse un torno. En museos, aeropuertos, estaciones de metro, bibliotecas, gimnasios, baños, estadios… la lista es larga y amplia. Pero donde probablemente nadie esperaría ver un torniquete de acceso es en las Dolomitas, las escarpadas montañas de los Alpes orientales italianos. Al fin y al cabo, ¿qué pinta un cierre metálico en pleno campo?

Si esa pregunta se la haces a los agricultores de Seceda la respuesta es alejar a los turistas. Por eso han instalado un torno en una ruta concurrida de la zona

Un paisaje inesperado. Los Alpes nos tienen acostumbrados a paisajes de postal, pero no a lo que se puede ver desde hace semanas en uno de sus senderos más populares, la ruta panorámica Odle de Seceda, una montaña de las Dolomitas situada en Val Gardena. Además de laderas verdes, cumbres escarpadas y puestas de sol de película, desde principios de julio en la zona hay un elemento nuevo que altera el paisaje: un torno metálico, con sus barras, su ranura para monedas y un cartel en el que se puede leer “Entrada para la famosa ruta de las rocas 5€».

¿Y quién lo puso ahí? Un grupo de agricultores locales cansados de ver el continuo trasiego de turistas en busca de fotos para Instagram o el mejor selfie. The Telegraph precisa que la iniciativa partió de cuatro propietarios de terrenos que atraviesa el sendero. No se trata solo de que la zona reciba miles de visitantes en temporada alta (hace poco se hablaba de 8.000 en una sola jornada), lo que ya de por sí ejerce una presión notable en el entorno, es que esa afluencia, denuncian los dueños de las parcelas, llega acompañada de «daños» a sus tierras y basura.

«Las autoridades deben entender que mientras los operadores del teleférico reciben grandes cantidades de dinero por la invasión de turistas, nosotros no ganamos nada. Y sin embargo tenemos que asumir el coste de los desperfectos a nuestras tierras y la basura que dejan los visitantes irrespetuosos», denuncia Georg Rabanser, dueño de uno de los terrenos que atraviesa el sendero. De ahí la decisión de instalar un torno con un peaje de cinco euros (niños y lugareños están exentos) y una persona que se encarga de controlar el acceso y exigir el pago de la tasa.

Un torno de quita y pon. La iniciativa de los agricultores italianos pudo quedarse ahí si no fuera porque el torno desató una polémica considerable en el país. A los pocos días de saltar la noticia, el dispositivo estaba ya anulado, con lo que los senderistas volvieron a ascender sin problema (ni peajes) al mirador de Odle. ¿Fue ese el punto y final de la historia? No. Ayer el periódico Il Post informaba de que el torno está de nuevo operativo con su polémica tasa.

Objetivo: lanzar un SOS. Sus promotores decidieron recuperarlo para conseguir lo que, aseguran, siempre han buscado: agitar conciencias entre las administraciones públicas para que buscan soluciones al intenso flujo de turistas, «los senderos abandonados y los prados llenos de basura». «Lo nuestro ha sido una llamada de auxilio. Esperábamos una llamada de las autoridades provincias. Pero nada. Solo leímos comunicados en la prensa, rumores, nada concreto».

«Ni siquiera hemos recibido cartas de advertencia, así que seguimos adelante. La provincia debe entender que, mientras las instalaciones [turísticas] ganan mucho dinero con los visitantes, nosotros tenemos gastos y daños, además de residuos abandonados y prados arruinados por hordas de turistas», concluye Rabanser.

El debate, servido. El debate por supuesto está servido. Los dueños de las parcelas por las que pasa el sendero alegan que sus tierras sufren la avalancha de turistas, pero la situación es bastante más compleja. La ley italiana permite el libre acceso a entornos como las Dolomitas, aunque en el país hay ciertos lugares, como el popular Via dell´Amore, en Cinque Terre, que cobran tarifa de acceso.

De fondo hay un debate aún más amplio y con implicaciones que van más allá de Seceda: ¿si se permite a los agricultores de allí instalar tornos, se permitirá lo mismo a los dueños de otras parcelas atravesadas por senderos turísticos?

¿Un campo de tornos? «No quiero que el Tirol del Sur se convierta en un territorio de torniquetes», insiste Carlo Alberto Zanella, del Club Alpino Italiano. «Es impensable que todo propietario de terrenos atravesados por rutas empiecen a cobrar peajes por el acceso».  Los tornos tampoco son la única forma de evitar que los turistas dañen el entorno. Es más, las autoridades ya han contratado a más forestales para evitar que los visitantes salgan de los senderos o usen drones.

Imágenes | Robert J. Heath (Flickr), Karen (Flickr) y The Zmora (Flickr)

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La noticia

En Italia los agricultores están tan hartos de los turistas que están instalando tornos en las montañas. Literalmente

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Xataka

por
Carlos Prego

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