La arqueología moderna acaba de arrojarnos una de esas piezas del rompecabezas que nos obligan a reescribir, en parte, lo que sabíamos de diferentes culturas antiguas del norte de Mesoamerica. Algo obligado, puesto que un equipo del Instituto Nacional de Antropología e Historia ha identificado en Tamaulipas un hallazgo tan inusual como fascinante: un cráneo con una deformación intencional en forma de «cubo».
Deformación «paralelepípedo». El descubrimiento tuvo lugar en la zona arqueológica de Balcón de Montezuma, en la Sierra Madre Oriental. Según se detalla en el boletín oficial del INAH, los restos pertenecen a un hombre adulto de más de cuarenta años que vivió durante el periodo Clásico entre el año 400 y 900 d.C.
Aunque lo más sorprendente pueda parecer para la deformación tan curiosa que tenía el cráneo, para los antropólogos la verdadera noticia estaba en una modificación del tipo «tabular erecta» en su variante «paralelepípeda».
Cómo se llegó a esto. Para tener un cráneo con esta forma tan peculiar se apunta a que los antiguos pobladores de esa zona tuvieron que usar dispositivos compresores de madera como por ejemplo tablillas. Estas se aplicarían en la parte de atrás de la cabeza (el hueso occipital) y en la frente para restringir el crecimiento natural de los huesos desde la infancia. Porque es justamente cuando son maleables para ajustarlos a lo que se estaba buscando.
¿Quién era? Aquí es donde las hipótesis comienzan a surgir. Los antropólogos apuntan a que este tipo de deformación es más típica del sureste mesoamericano. Pero estos huesos han sido encontrados en la zona norte. Entonces la pregunta era clara: ¿Era este hombre un extranjero que llegó al norte?
La respuesta, gracias a los análisis de isótopos de estroncio, es un rotundo no. La conclusión a la que se ha llegado es que los huesos pertenecían a un hombre local que nació y creció en la zona de la Sierra Madre Occidental. Y esto es algo que cambia la narrativa por completo: no estamos ante un migrante, sino ante una evidencia de adopción cultural.
Por qué. El hecho de que un habitante local decidiera (o sus padres decidieran por él al ser muy pequeños) que se tenía que modificar el cráneo con una técnica que contaba con dos tablillas tiene un sentido. Las hipótesis apuntan en un primer momento la pertenencia a una élite local, y esta modificación podía ser un distintivo para indicar que se encontraba en un estrato superior al resto de habitantes.
Pero también es algo que puede sugerir una conexión cultural, ya que existía un gran flujo de ideas y modas estéticas mucho más fluido de lo que se pensaba entre diferentes ciudades de la zona. Es por ello que puede ser que tener el cráneo así era un indicativo de belleza o simplemente era lo ‘viral’ en aquel momento.
Su importancia. Hasta ahora, la arqueología había registrado deformaciones craneales en la zona, pero generalmente eran más inclinadas hacia atrás. La aparición de esta forma más alargada hacia arriba, es algo que antes no se había registrado en esta zona.
Esto es algo que a priori va a ayudar a descartar la vieja idea de que las zonas del norte estaban aisladas culturalmente. Al contrario, este «cráneo cúbico» es la prueba física de que la frontera norte de Mesoamerica estaba plenamente integrada en las dinámicas rituales y estéticas del resto del subcontinente.
Imágenes | Chelms Varthoumlien
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La noticia
Encontraron un cráneo con forma de cubo en Tamaulipas y pensaron que era un migrante. La ciencia ha dado un vuelco a la historia
fue publicada originalmente en
Xataka
por
José A. Lizana
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