Gears of War llegó a PS5 y la beta multijugador lo deja claro: casi nada ha cambiado, excepto por jugar en la consola de la competencia

Gears of War llegó a PS5 y la beta multijugador lo deja claro: casi nada ha cambiado, excepto por jugar en la consola de la competencia

Jugar Gears of War Reloaded en PlayStation 5 no es solo una rareza técnica o una estrategia de mercado, es una ruptura simbólica. El símbolo de una guerra de consolas que ha perdido sentido desde que Xbox anuncio su estrategía multiplataforma, dejando ir algunos de sus más preciados exclusivos con rumbo hacia la competencia.

Ver el logo de Xbox Game Studios iluminar mi pantalla de inicio en PS5 es, literalmente, esperar lo inesperado. Si me lo hubieran dicho hace un par de años, habría creido que se trataba de un chiste. Y pese al impacto que representa esto, lo más desconcertante no es que Gears esté ahora en territorio enemigo, sino que sigue siendo, para bien o para mal, exactamente el mismo juego de siempre.

Así se juega Gears of Wars en PlayStation 5

La beta multijugador, con su único modo disponible (Duelo por Equipos), es una bomba de nostalgia. Pero también es un recordatorio brutal de que la franquicia ha envejecido como todos nosotros. Habiendo jugado unas 30 partidas, puedo confirmar que la curva de entrada es una muralla. La comunidad veterana que lleva desde 2006 masticando huesos Locust no ha perdido el toque, y los jugadores nuevos van a pagar el precio. Y eso, para un título que busca abrirse paso en una nueva consola, puede ser tanto un mérito como un obstáculo.

Sí, es emocionante y satisfactorio, pero también es salvaje, implacable, y por momentos, frustrante. Gears of War nunca fue un shooter fácil, y en pleno 2025 su multijugador sigue siendo una arena de bestias con escopetas. La Gnasher sigue decidiendo el destino de cada duelo a quemarropa, y quien no entienda las reglas no escritas del movimiento entre coberturas caerá una y otra vez ante veteranos que dominan esta danza de caos y sangre.

Y en ese embrollo de balas y coberturas contra las paredes, la versión de PS5 cumple. Se agradecen los 120 fps prometidos (para quienes tienen una PS5 Pro y un monitor capaz), y también la consistencia en los 60 fps, pero ningún framerate compite con la memoria muscular de un jugador. Y aunque el DualSense intenta aportar, sus gatillos adaptativos se sienten más como una promesa no cumplida que como una innovación real. El altavoz del mando, en cambio, sí aporta inmersión: escuchar los pasos del enemigo acercándose o una granada caer a tus pies es un detalle menor, pero eficaz. Ah claro, también puedes escuchar las conversaciones de tus compañeros de equipo, lo cual no siempre es una ventaja.

Visualmente, el juego se sostiene. Gears of War Reloaded no está reinventando nada, pero tampoco lo necesita. Su estilo gráfico, aunque más pulido, mantiene esa atmósfera decadente y gris que es marca registrada de la saga. Los mapas (tan solo un par en la versión beta) no lucen espectaculares, pero transmiten esa tensión sucia y opresiva que sigue funcionando. Eso sí, si esperas un salto tan notable como el de Ultimate Edition, es mejor que ajustes tus expectativas.

Lo jugable, en cambio, es otro cantar. Aquí es donde Reloaded evidencia el paso del tiempo. Sus sistemas siguen siendo sólidos, su estructura de combate sigue siendo única, pero también hay mecánicas que ya se sienten desfasadas y las que se les nota el óxido tras casi 20 años. Y sin embargo, ese es el verdadero triunfo de este relanzamiento: lograr que incluso sus fallas formen parte del encanto. Volver a Gears es como volver a una casa vieja: las grietas en la pared no se ignoran, pero tampoco impiden habitarla.

El verdadero potencial se revelará cuando llegue la campaña el próximo 26 de agosto. Ahí, con el músculo gráfico del Unreal Engine y una narrativa más medida, Gears of War Reloaded tendrá la oportunidad de enamorar más allá de los nostálgicos. Porque si bien su multijugador es un campo de batalla literal y figurado, y un clásico de nuestros días en Xbox 360, es en la historia donde este universo realmente cobra vida.

En resumen, Gears of War en PlayStation ya no es un sueño improbable: es una realidad. Pero no se engañen, esta realidad no viene sin cicatrices. Es una bienvenida brutal, frenética, y sin concesiones, como siempre ha sido. Porque Gears of War no cambia: lo hace el campo de batalla, pero las reglas siguen siendo las mismas.


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Gears of War llegó a PS5 y la beta multijugador lo deja claro: casi nada ha cambiado, excepto por jugar en la consola de la competencia

fue publicada originalmente en

3DJuegos LATAM

por
Ayax Bellido

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