Durante décadas, «tener éxito» en el trabajo fue casi sinónimo de ascender peldaños, aceptar más responsabilidades y estirar la jornada cuando hiciera falta. La Generación Z, sin embargo, está cambiando las reglas del juego: para gran parte de los jóvenes, la carrera ha dejado de ser una escalera interminable y se entiende más como un medio, como algo que sostiene su vida en lugar de consumirla.
Y a esta nueva tendencia, por supuesto, ya se le ha puesto nombre: minimalismo profesional.
Qué es (y qué no) el minimalismo profesional
Aplicado al empleo, el minimalismo no es «trabajar poco», sino centrarse en lo esencial: cumplir el contrato, hacerlo bien y ‘pasar’ de aquello que no aporta valor ni remuneración (horas extra crónicas, trabajo fuera de horario, asumir tareas sin compensación o riesgos de salud por estrés). Es, en palabras llanas, poner límites sanos a la disponibilidad y al grado de implicación que exige la cultura del «siempre conectados».
Esta postura no nace de la apatía, sino que responde a un contexto de incertidumbre económica y despidos masivos (y podríamos incluir, de hecho, el avance de la IA), todos ellos factores que han erosionado la promesa implícita de que «si das más, la empresa te corresponderá».
Ante esa relación de confianza debilitada, muchos jóvenes han decidido ajustar su apuesta: cumplir sin regalar energía, y reservar su ambición para proyectos personales o paralelos. ¿En qué se traduce todo eso? Pues…
- Horario es horario: se cumple con calidad y se cierra el portátil a la hora pactada. El extra solo cuando está bien remunerado o tiene sentido estratégico.
- Contrato como brújula: foco en lo que se acordó. Nuevas tareas exigen nuevos acuerdos (o compensaciones).
- Proyectos 5–9: la pasión se desplaza al tiempo posterior al horario de 9–5 (creación, formación, ocio, emprendimientos paralelos).
- Pluriempleo selectivo: se eligen segundos ingresos que no saturen; optimizan libertad y liquidez.
Datos que retratan el cambio
- Siete de cada diez jóvenes no aspira a ser jefe si no hay un incentivo claro en materia de sueldo. En una encuesta de junio de 2025, el 68 % de la Generación Z dijo que no buscaría un puesto directivo por sí mismo. El mensaje es nítido: rechazo a la escalera corporativa tradicional cuando no compensa.
- Pluriempleo a medida. Otro sondeo citado en el documento indica que el 57 % de los Gen Z tiene al menos un segundo empleo, un dato por encima de millennials (48 %), la Gen X (31 %) y los boomers (21 %). Prioriza estabilidad vía diversificación y responsabilidades acotadas, antes que atarse a un único puesto cargado de presión.
¿Por qué esta nueva tendencia?
- Porque la economía ha cambiado las reglas. Tras años de volatilidad, no es irracional minimizar riesgos: si un empleo puede evaporarse, conviene no sobredimensionar la apuesta por el mismo. El minimalismo profesional es más gestión de riesgos que pretender trabajar menos: va de alejarse de la dependencia de un solo empleador, de fijar límites claros y de generar múltiples fuentes de ingresos.
- Porque la confianza se ha erosionado. Los relatos de carreras largas que acaban en despidos abruptos han calado: si la lealtad corporativa es variable, la reciprocidad también lo será. Los jóvenes aplican las mismas reglas y alinean esfuerzo con recompensa.
- Por la salud mental y el ‘burnout’. La normalización de jornadas extensas y el trabajo ‘invisible’ (mensajes nocturnos, disponibilidad constante) tiene costes. El minimalismo propone prevenir el desgaste, salir a la hora y proteger tiempo personal como parte del buen desempeño, no en su contra.
- Como respuesta a la hustle culture (cultura del ajetreo) que elevó la productividad a identidad personal y que hoy muchos consideran insostenible.
Una guía práctica para aplicar el ‘minimalismo profesional’ a tu vida
- Define lo esencial de tu puesto: qué te piden, cómo se mide y dónde está el ‘listón de calidad’.
- Negocia antes de asumir: tareas nuevas deben suponer objetivos, recursos y compensación por escrito.
- Bloquea tu tiempo: protege las últimas horas del día, y silencia notificaciones fuera de horario.
- Cuida tu energía: descanso, ejercicio y pausas no son un mero ‘extra’.
- Diversifica si te conviene: un segundo ingreso puede darte colchón, habilidades y margen de negociación. Hazlo sin que entre en conflicto con tu empleo principal.
- Aprende fuera: cursos, lecturas y proyectos 5–9 mantienen empleabilidad y satisfacción, sin depender solo de la empresa.
¿Y qué supone esto para las empresas?
- Rediseñar el trato esfuerzo–recompensa: si se pide más, páguese más (dinero, tiempo libre, formación, carreras claras). Sin eso, los “extras” serán la excepción.
- Liderazgo que respete límites: la disponibilidad 24/7 ya no es norma. Metas claras, procesos sanos y horarios reales serán ventaja competitiva para atraer talento.
- Carreras modulares: no todos quieren el mismo destino. Ofrezca rutas laterales, especialización sin mando, proyectos con principio y fin.
- Cuidar la salud mental: políticas anti-burnout, carga realista, derecho a la desconexión. No es solo bienestar; es retención.
- Aceptar la economía paralela: muchos tendrán side gigs. En lugar de negarlos, pacte conflictos de interés y reglas claras; ganará lealtad y transparencia.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
En Genbeta | La Generación Z cambia de trabajo cada año y la culpa no es de la IA: su deslealtad crónica tiene todo el sentido
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La noticia
La Gen Z le ha puesto nombre a querer salir a tu hora y no estar obsesionado por ascender: ‘minimalismo profesional’
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Genbeta
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Marcos Merino
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