El lanzamiento de GPT-5, la nueva joya de OpenAI, ha sido un fiasco mayúsculo y no por culpa de la tecnología, sino de una decisión estratégica: un «router» o enrutador que elige, sin que el usuario lo sepa, el modelo más básico y barato para ahorrar costes. Lo que prometía ser un salto monumental en inteligencia artificial se ha sentido como un paso atrás, dejando a los usuarios decepcionados y sintiendo que la «Estrella de la Muerte» del CEO Sam Altman se ha quedado en un simple petardo.
El «router» de la discordia: ¿Ahorro o eficiencia?
Tras el estrepitoso lanzamiento, la polémica no tardó en estallar. El sistema interno de OpenAI, diseñado para elegir el modelo de GPT-5 más adecuado para cada consulta, ha sido acusado de priorizar la economía por encima del rendimiento. Esto ha hecho que la mayoría de las interacciones se resuelvan con el modelo más sencillo, dejando de lado el poderoso modelo «Thinking» o razonador. Este modelo, que prometía una inteligencia sin precedentes, quedaba relegado a un segundo plano, generando la percepción de que GPT-5 era mucho «más tonto» que su predecesor, GPT-4o.
Cómo reaccionó OpenAI, de qué se trato la corrección que hicieron sobre la marcha
Ante el aluvión de críticas, Sam Altman, CEO de OpenAI, reconoció los fallos y movió ficha rápidamente:
- Regreso de GPT-4o: Los suscriptores del plan Plus recuperaron la opción de usar el aclamado modelo GPT-4o.
- Ajustes al «router»: OpenAI modificó el sistema para que seleccionara el modelo adecuado de forma más eficiente, aunque sin detallar los cambios.
- Trucos y hacks de la comunidad: La comunidad tecnológica descubrió que al usar frases como «piensa tu respuesta en profundidad» se podía forzar al sistema a usar el modelo de razonamiento, sorteando las limitaciones impuestas.
- Razonamiento para todos: De forma limitada, se integró de nuevo un botón para activar el modelo de razonamiento en la versión gratuita de ChatGPT.
Este incidente deja en evidencia que incluso gigantes tecnológicos como OpenAI pueden fallar en la ejecución de sus lanzamientos. La polémica ha revelado que la comunidad tecnológica demanda transparencia y control sobre las herramientas que utiliza. A pesar de todo, la reacción y los ajustes rápidos de la compañía muestran su compromiso por corregir los errores, aunque el «hype» inicial de GPT-5 haya quedado empañado por la polémica del «router».