La capacidad para ser productivo no está únicamente en la habilidad para aprovechar al máximo el tiempo disponible. También se puede mejorar esa capacidad entendiendo algunos sesgos cognitivos y «disparadores psicológicos» del cerebro para utilizarlos a tu favor.
Tal y como señalan en Fast Company, no necesitas más horas en el día. Necesitas adaptar la organización tu trabajo para que coincida con los picos cognitivos de tu cerebro y «engañarlo» para mantener la motivación. Estas son algunas estrategias cognitivas para ser más productivo con menos esfuerzo.
1- Sintoniza con tus ritmos ultradianos
A diferencia de los ciclos circadianos, que tienen una duración de 24 horas delimitando los periodos de descanso, los ciclos ultradianos son mucho más cortos y se repiten cada 90 o 120 minutos.
El cerebro está diseñado para trabajar en ciclos de alta concentración limitados a esos periodos de entre 90 y 120 minutos, seguidos de pequeños lapsos de menor energía. Tratar de dar el máximo más allá de esos ciclos es una pérdida de tiempo. El cerebro necesita descansar para recuperar energía. Ignorar ese descanso hace que aparezca la fatiga mental, empeora la concentración y, con ello, se incrementa el estrés porque las tareas se alargan más de lo previsto.
La clave está en organizar el día en bloques de trabajo profundo de 90 minutos con pausas de 10 a 20 minutos entre ellos. Implementar tres de estos ciclos diarios suele traducirse en mayor productividad y mejor calidad de las tareas realizadas.
2- Lo más difícil primero
¿Correrías un Ironman justo después de haber corrido una maratón? A no ser que seas Verdeliss, la respuesta más probable es que no, porque la primera prueba ya ha quemado toda tu energía. En este caso, el cerebro funciona de una forma similar.
La corteza prefrontal, responsable de las funciones ejecutivas complejas, muestra su mayor eficiencia en las primeras horas del día cuando hemos descansado bien. La clave es pensar en tu cerebro como una batería. Que está al 100% al principio del día, pero poco a poco va reduciendo su carga (capacidad cognitiva). Usa esa energía estratégicamente.
Aprovecha las primeras dos o tres horas de tu jornada para abordar tareas exigentes o muy creativas que van a consumir «más energía» o que requieren mayor concentración. Las tareas administrativas, rutinarias o aquellas reuniones en las que no se deban tomar decisiones relevantes, pueden esperar a más tarde. Hacerlo al revés sería malgastar esa valiosa energía durante todo el día, para llegar ya agotado a la maratón.
3- Lo siento, el cerebro no es multitarea
Aunque todo apunta a que hacer varias cosas a la vez es la mejor forma de avanzarlas todas, las investigaciones científicas han demostrado que no es así. De hecho, intentar hacer varias cosas a la vez es hasta un 40% menos eficiente que hacerlas una tras otra.
Según un estudio publicado en Nature por científicos de la Universidad de Stanford, señala que quienes realizan múltiples tareas a la vez, con frecuencia obtienen peores resultados en pruebas de atención, memoria y alternancia de tareas que quienes realizan una sola.
Por tanto, en lugar de intentar sacar adelante todas las tareas a la vez, conviene hacer grupos de tareas cortas similares y reservar bloques de tiempo para completarlas (una tras otra). De ese modo, se reducen las pequeñas distracciones que interrumpen tu concentración con la excusa de «es solo un minuto».
4- Disparadores de concentración
Pese a que a veces nos cueste reconocerlo, el ser humano es un animal de costumbres, y nuestro cerebro es capaz de detectar señales del entorno para prepararse a afrontar determinadas tareas. Un ejemplo son los «disparadores cognitivos» que describe James Clear, autor del best seller ‘Hábitos atómicos‘, como método para crear hábitos.
Por ponerte un ejemplo, el camino de regreso a tu casa al finalizar el trabajo prepara a tu cerebro para entrar en un «modo de descanso», del mismo modo que preparar un baño con velas y sales aromática le predispone a entrar en un estado mental de relax.
Crear señales o rituales fijos para sumergirse en el trabajo profundo, como ordenar la mesa antes de iniciarlo, poner determinada música o abrir sistemáticamente tu app de tareas, puede ayudarte a que el cerebro entre en el estado mental adecuado.
Las investigaciones de la Universidad de California demostraron que estas acciones, aparentemente pequeñas y simbólicas, actúan como interruptores psicológicos que le dicen a tu cerebro: «Es hora de concentrarse». La repetición de esos hábitos refuerza el enfoque y reduce el tiempo de adaptación que el cerebro necesita entre una tarea y otra.
5- El cerebro no está para recordar
Un estudio conjunto de la Universidad de Waterloo (Canadá) y la University College London, asegura que la memoria de trabajo humanasolo puede manejar entre cuatro y siete elementos simultáneos.
Las investigaciones demuestran que al descargar información, ya sea por escrito en un cuaderno o digitalmente en una app, se reduce la tensión en el sistema cognitivo y se libera ancho de banda para la resolución de problemas y la creatividad.
Al liberar al cerebro de la carga de tener que recordar cosas, se evita el Efecto Zeigarnik, un fenómeno que pone un nombre a la obsesión del cerebro por terminar las tareas que ya ha iniciado. Si tienes que recordar, por ejemplo, que tienes que ir a buscar una chaqueta a la lavandería, tu cerebro va a estar constantemente recuperando esa información hasta que la completes, interrumpiendo tu concentración en ese proceso.
6- Una zanahoria para tu cerebro
Mantener la motivación, además de por factores físicos, también está muy condicionado por el cerebro. De nuevo, nuestro instinto animal responde ante los estímulos positivos. Como un asno que necesita seguir a una inalcanzable zanahoria para seguir caminando.
El cerebro humano reacciona a las recompensas inmediatas y visibles, por lo que marcar un objetivo como completado activa el sistema de dopamina que aporta bienestar y felicidad.
Teniendo eso en cuenta, no planifiques tus tareas como logros a largo plazo, sino como pequeños logros frecuentes que activen el sistema de recompensa del cerebro. Estos premios frecuentes refuerzan la conducta y generan el impulso para continuar adelante con el proyecto y evitando caer en el aburrimiento y la pérdida de motivación.
Imagen | Unsplash (Robina Weermeijer, Jonathan Borba, Capstone Events)
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La noticia
La productividad no se basa en trabajar más horas: es más eficiente aprender cómo funciona tu cerebro
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Xataka
por
Rubén Andrés
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