España, 2025. No solo acabamos de vivir el verano más cálido jamás registrado, sino que ha sido el peor año de inundaciones en más de una década. Y el último ejemplo lo estamos viendo en vivo y en directo en Ibiza. Allí, mientras la Unidad Militar de Emergencias se despliega, los bomberos ya están sobrepasados buscando a personas atrapadas en casas, garajes y vehículos.
No hace ni un año de la última gran riada que afectó a nuestro país.
La gran pregunta. Aunque muchas zonas de Aragón, la Comunidad Valenciana, el sur de Cataluña e incluso el Campo de Cartagena han tenido problemas muy serios durante estos días, la península parece haber sorteado la bala de Ex-Gabrielle.
No obstante, mientras Baleares sufre su impacto, la pregunta es si todo esto es casualidad o, en cambio, las inundaciones que estamos viendo y su fuerza destructiva están agravadas por el cambio climático. Más aún, la gran pregunta es si debemos esperar más cosas así en el futuro, si esto es ya lo «normal».
La pregunta es si todo esto está agravado por el cambio climático y, sobre todo, qué podemos esperar. O, dicho de otra manera, ¿esta es la nueva «normalidad»?
Y la respuesta es sí. Siendo esquemáticos, hay evidencia más que sólida de que el calentamiento global intensifica las lluvias torrenciales. Sobre todo, porque más calor es más vapor de agua en la atmósfera (aproximadamente, un 7% más por cada grado).
Eso no significa nada concreto y, desde luego, no significa que cada año sea extremo en cada sitio. Simplemente, la probabilidad y la intensidad aumentan.
¿Entonces esto es «normal»? De ese modo, «normal» en este contexto es «un riesgo base más alto». Es decir, que a medida que sube la temperatura, los eventos extremos se hacen más probables.
Y a medida que pasa el tiempo, eso se traduce en más episodios de lluvia extrema y eventos compuesto. Las estadísticas ya lo están mostrando: la Agencia Ambiental Europea estima que los daños de esta década doblarán los de la anterior.
No obstante, el asunto central es que no todo es el clima. Las malas decisiones en urbanización, sellado de suelos, ocupación de zonas inundables e infraestructuras son la pieza clave de los riesgos asociados. Y no es algo teórico: hay muchos casos documentados aquí mismo en España que demuestran que nos hemos metido en una ratonera nosotros mismos.
Y, como hemos comprobado una y otra vez, no es algo fácil de solucionar. Deberíamos estar preparados, «lo que pasa es que la gente tiene una memoria meteorológica muy corta», explicaba Emilio Rey. Lo hemos hablado en otras ocasiones, nos acostumbramos a la nueva normalidad de forma muy rápida y, entonces, ciudadanos y administraciones «piensan que no va a volver a pasarles a ellos hasta que ya no hay vuelta atrás».
Teniendo en cuenta que la Gota Fría no es nada nuevo, «por supuesto que deberían estar preparados todas las infraestructuras». «No se puede construir en cauces. Además hay que tenerlos limpios y esto supone un esfuerzo que a lo mejor tienes que hacer en julio o en agosto, o cada tres meses». Se necesitan planes a largo plazo y habitualmente son gastos complicados de defender ante la opinión pública.
Pero parece claro que no hay otro camino si queremos estar preparados.
Imagen | Wes Warren
En Xataka | La pregunta no es cuándo va a dejar de llover, la pregunta es cuánta agua más va a caer este otoño
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La noticia
Las salvajes inundaciones que estamos viendo son solo el principio: la única pregunta es cuándo nos lo vamos a tomar en serio
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
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