En un arriesgado movimiento que sacude a la industria tecnológica, Meta está lanzando ofertas salariales sin precedentes de hasta 100 millones de dólares por investigador estrella para atraer a los cerebros más brillantes de OpenAI, Google y otras potencias de la inteligencia artificial. El objetivo es claro: conformar un laboratorio de superinteligencia y recuperar el terreno perdido en la frenética carrera de la IA, según reveló The New York Times.

Mark Zuckerberg, busca contratar a más de 50 expertos que lideren este ambicioso proyecto. La decisión de Meta llega tras una serie de tropiezos con sus modelos Llama y una preocupante fuga de talento clave, incluyendo a la exdirectora de investigación de IA, Joelle Pineau. Ahora, la compañía busca recuperarse a base de talonario.
Las ofertas de Meta, que van desde «siete a nueve cifras» por investigador, se estructuran típicamente con una gran parte en acciones (RSUs) que se distribuyen trimestralmente a lo largo de cuatro años. Estas cantidades son inéditas, superando con creces los 2 millones anuales que hasta ahora se consideraban ofertas excepcionales en el sector.
Pero la ofensiva de Meta no se detiene ahí. La empresa planea una inversión adicional de 15.000 millones de dólares para adquirir aproximadamente la mitad de Scale AI y sumar a sus filas a su joven CEO, Alexandr Wang, de 28 años. La elección de Wang no es casual; además de ser un multimillonario cuya fortuna se forjó en la etiquetación de datos para el entrenamiento de sistemas de IA, es amigo personal de Zuckerberg y su cercanía al poder político podría ser un activo en el complejo panorama regulatorio actual.
Meta, que estableció su primer laboratorio de IA en 2013, se ha visto rezagada desde el lanzamiento de ChatGPT en 2022. Los recientes modelos Llama han enfrentado problemas de rendimiento, y la credibilidad de la compañía se vió afectada tras descubrirse la manipulación de benchmarks para inflar el desempeño de sus productos, una práctica lamentablemente vista en otros sectores tecnológicos.
Mientras Google, OpenAI y Anthropic continúan lanzando modelos cada vez más potentes –con Sam Altman de OpenAI insistiendo en la cercanía de la AGI (Inteligencia General Artificial)–, Meta se encuentra en una lucha por mantenerse relevante. La «desesperación» de la compañía es palpable, y estas ofertas astronómicas lo demuestran.
El éxito no está garantizado por el dinero
El dinero, por sí solo, no es una garantía de éxito. Meta arrastra una reputación de ser un entorno laboral complejo, con constantes luchas internas. Además, muchos de los investigadores estrella ya cuentan con ofertas millonarias en sus empleadores actuales y podrían preferir la estabilidad y el ambiente de trabajo ya conocido.

Este movimiento de Meta forma parte de una tendencia creciente entre las Big Tech: en lugar de adquirir startups completas, optan por comprar partes de ellas o, como en este caso, «fichar» directamente a su talento más valioso. Microsoft lo hizo con Inflection AI y Google con Character.AI, una estrategia que no solo permite ahorrar dinero, sino también eludir posibles escrutinios regulatorios por monopolio.
La gran pregunta que flota en el aire es si Mark Zuckerberg, quien ya invirtió una fortuna considerable en un Metaverso que aún no cumple las expectativas ni genera el retorno de inversión esperado, logrará esta vez acertar con la que es, sin duda, su apuesta más cara hasta la fecha en la crucial carrera de la inteligencia artificial.