Siempre recomendamos instalar las actualizaciones que llegan a los móviles, tanto los parches de seguridad como las que traen grandes cambios al sistema operativo. Sin embargo, una vez descargada e instalada, es posible que notes que tu teléfono va peor que antes de la actualización.
Me ha pasado más de una vez, pero tiene una explicación. O mejor dicho, varias. La ralentización del rendimiento, el gasto exagerado de batería o incluso los fallos que antes sencillamente no existían no están en tu imaginación y realmente pueden ser fruto de una actualización que no le ha sentado del todo bien a tu dispositivo.
No es tu imaginación: las actualizaciones pueden perjudicar el rendimiento de tu teléfono
Uno de los motivos de este tipo de problemas es que realmente la actualización venga con algún fallo. Tenemos bastantes antecedentes de esto, uno de los últimos fue precisamente un problema con la batería de los Pixel, pero hay muchos ejemplos.
Puede ser que la propia actualización tenga un bug. Aunque se suelen probar antes de desplegarse definitivamente, los fallos ocurren. En este caso, si no es algo muy grave puedes simplemente esperar a que llegue un nuevo parche que resuelva estos errores. Actualmente, no es posible hacer un downgrade de las actualizaciones del sistema operativo, incluso con las apps es hartamente complicado.
Pero, más allá de echar balones fuera, existen otros motivos por los que un smartphone puede funcionar peor después de instalar una actualización, sin que esto necesariamente implique que dicho update está mal. ¿Y si el problema está en tu propio terminal?
Esto suele ocurrir principalmente en los móviles más antiguos o con capacidades más limitadas y tiene todo el sentido del mundo. Al final, las actualizaciones requieren que el hardware también pueda seguirles el ritmo y es precisamente el motivo por el que algunos fabricantes dejan de actualizar sus terminales.
Por ejemplo, un móvil que funciona más lento después de una actualización puede ser por problemas de RAM o de eficiencia del terminal. De hecho, la batería de los móviles es otra de las grandes sufridoras cuando llega una actualización. En realidad, se suele tratar de un efecto dominó: si el dispositivo se calienta mucho, si el procesador tiene que trabajar continuamente a pleno rendimiento para hacerla funcionar correctamente, esto provoca un gasto energético mayor y una degradación de la batería consecuentemente más rápida.
Otro de los efectos de las actualizaciones es que reducen el espacio disponible en tu dispositivo. Estas requieren un almacenamiento que antes estaba libre y aunque en los modelos más recientes impera cada vez un almacenamiento más generoso (los 512 GB han dejado de ser algo extraordinario para convertirse en algo bastante normal), en los móviles más modestos descargar e instalar las actualizaciones puede ser un verdadero estrés para la memoria del teléfono.
Si el problema lo notas en una app que se ha vuelto más lenta de lo normal, estaríamos hablando de una potencial incompatibilidad. Cae en el tejado de los desarrolladores actualizar también dicha aplicación para mejorar su compatibilidad. En este caso, toca esperar. Si quieres ser algo más proactivo, puedes tratar de contactar con el desarrollador si es una aplicación que utilizas mucho y deseas reportar su mal funcionamiento.
La solución es sencilla, aunque algo incómoda
Aunque en algunos casos solo podemos esperar a que llegue otra actualización que resuelva estos problemas, cuando se trata de una mala gestión de la memoria RAM o la batería, dos consecuencias que como hemos visto pueden ser habituales, podemos tratar de ponerle solución.
En este caso, lo más recomendable es que mates todos los procesos que puedas que se estén ejecutando en segundo plano y que liberes caché de las aplicaciones que más consumen. Evita las tareas que pueden ser muy pesadas y exigentes a nivel de hardware, como exportar vídeos o ejecutar juegos.
Finalmente, restaurar el móvil y configurarlo desde cero puede ser otra buena solución para mejorar el rendimiento. Aunque entendemos que es algo que nos puede robar bastante tiempo y que da mucha pereza, hacerlo de vez en cuando es algo que les sienta muy bien a nuestros dispositivos.
Si con nada de esto consigues solucionarlo y tu móvil tiene ya varios años, tal vez ha llegado el momento de plantearse si es necesario un cambio de terminal. La obsolescencia programada existe y con la llegada de las actualizaciones esto puede hacerse todavía más evidente.
Imágenes | Generada con ChatGPT (portada) | Pepu Ricca (interior)
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La noticia
Mi móvil iba a pedales después de una actualización. Y tenía una buena explicación
fue publicada originalmente en
Xataka Android
por
Noelia Hontoria
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