No es como empieza sino como acaba. Si Google tiene una cena de Navidad, esa podría ser una buena frase para sintetizar cómo ha sido su año mientras levantan su copa para brindar. Y es que la empresa con sede en Mountain View empezó el 2025 con varios nubarrones en el horizonte que amenazaban tanto su presente como su hegemonía para el futuro. Pero desde luego, parece a Google todavía le queda cuerda para rato.
Google llegó a 2025 sabiendo que tenía delante tres grandes batallas legales que podrían terminar amputando miembros tan preciados como Chrome o su negocio publicitario, con OpenAI mirándoles por el retrovisor en la carrera de la IA y un nuevo y problemático presidente de Estados Unidos al que adaptarse. Sin embargo, Google no solo ha salido airosa, sino que ha conseguido mantener el statu quo de su estructura (de momento) y se ha erigido como la empresa más puntera de IA que hay. Y además, le salen las cuentas: está batiendo récords de beneficios. ¿Qué ha hecho Google para cambiar así su 2025?
Estar en la piel de Google en enero de este año no era fácil. El paso por los tribunales era inevitable y las consecuencias, potencialmente devastadoras para sus principales fuentes de ingresos. Declarada un monopolio, delante de ella había posibilidades como la venta forzosa de Chrome. También tenía que dar explicaciones por prácticas anticompetitivas en publicidad y su batalla con Epic Games podría haberse saldado con la reducción drástica de las comisiones en Play Store en Android, abrir las puertas a otros métodos de pago y tiendas de terceros. Enfrentarse al Departamento de Justicia de la nueva era de Trump tampoco era el mejor de los escenarios: no es la primera vez que el nuevo presidente de EEUU se muestra crítico con Google.
La IA les ha hecho salir de su zona de confort. Tras años dominando con su combinación de Google y Chrome, hoy el foco se ha centrado en la inteligencia artificial y aquí no podía quedarse fuera, entre otras cosas, porque está trastocando su negocio de búsquedas. ChatGPT plantó una nueva carrera de fondo, la de la IA, donde empezó por detrás tecnológicamente hablando y ha tenido que enfrentarse a nuevos y viejos rivales: los veteranos Microsoft y Meta, pero también OpenAI y Anthropic. Miles de millones de inversión en I+D+i y centros de datos solo para intentar estar a al altura.
Google ha hecho una apuesta bestial con la IA en todos los sentidos con la esperanza de que acabe: 1. siendo rentable. 2. siendo una de las empresas que sobrevivan para beneficiarse de ella. Porque la IA en esta fase de rodaje y expansión y es de todo menos rentable. Y se lo está jugando todo, incluso canibalizando su gallina de los huevos de oro: su negocio de las búsquedas. No obstante, su posición es privilegiada: tiene un músculo económico enorme, todo un ecosistema y sectores donde lidera.
Este 2025 venía el lobo para Google, pero no ha sido así:
- Ha esquivado la venta de Chrome. Sí, el juez dictaminó que Google era un monopolio en búsquedas, pero no respaldó la medida más crítica del Departamento de Justicia. El DOJ defendía que separar a Google de su navegador eliminaría una de las grandes vías de la empresa para captar usuarios y dirigirlos a su buscador. Y ojo, porque compradores no le faltaban. El juez consideró que esta operación sería «increíblemente compleja y muy arriesgado». También permitió que Google siguiera pagando a Apple para asegurar la presencia destacada de sus productos de búsqueda. Pero no salió indemne: la sentencia le obliga a compartir datos con competidores (de una única vez, no de forma continua) y a limitar contratos exclusivos.
- El futuro de su negocio publicitario es una incógnita. Google sí que perdió su otro gran juicio antimonopolio y aquí el DOJ le quiere obligar a vender su mercado de intercambio publicitario y su herramienta Ad Manager. No obstante, la predisposición de la jueza parece indicar que habrá un acuerdo que traiga un cambio de comportamiento antes que tocar la estructura de Google, un proceso más lento y que se podría demorar más con un recurso de la empresa licerada por Sundar Pichai.
- Su (eterno) litigio con Epic. Google perdió el caso hace dos años y este verano ha vuelto a salir derrotado… y ha vuelto a recurrir. Eso sí, en el camino ha tenido que permitir métodos de pago alternativo y listar tiendas de apps alternativas. Como en el caso anterior, Google confía en suavizar las medidas: de momento ya ha negociado con Epic para reducir comisiones y añadir una nueva categoría de tiendas de apps registradas. Además, lo hará a nivel mundial. Esto se decide el mes que viene y si sale adelante, Android cambiará pero Google seguirá teniendo el control. No es baladí, teniendo en cuenta que un nuevo sistema operativo para PC basado en Android llegará en 2026.
Con Trump, borrón y cuenta nueva. La empresa de Mountain View ha tenido que tirar de diplomacia y abrir la cartera. Cabe recordar que después del incidente del capitolio, Google baneó la cuenta de Trump de YouTube. Pues bien, el presidente de Estados Unidos les demandó y este año el culebrón ha llegado a su fin con YouTube pagando 22 millones de dólares para cerrar el acuerdo. Por otro lado, Google estaba entre las big tech que arroparon económicamente en la investidura del hoy presidente de Estados Unidos.
Si en los tribunales a Google le ha tocado defenderse, en tecnología ha pasado al ataque. Podríamos hablar de los avances de los Pixel (que los ha habido), pero el hardware no es en absoluto la prioridad de la compañía.
Google ha tenido un año fantástico en IA tanto en dato como en relato. Porque con la IA no basta con ser la mejor, también hay que liderar la conversación. Su generador de vídeo Veo 3 copó las redes sociales, Nano Banana (y después, su versión Pro) ha protagonizado tendencias como convertirse en un personaje de Stranger Things o en una figurita de acción. Pero no solo es moda: es que sus modelos de vídeo, imágenes y en definitiva, Gemini 3 son tan buenos que se dice que OpenAI ha pulsado el botón rojo.
Dar que hablar y hacer modelos de calidad está muy bien, pero la innovación en inteligencia artificial es cara y las empresas no viven del aire. Bueno, a Nvidia el negocio le está sentando de cine. Mientras tanto, OpenAI o Anthropic andan tirando de inversores mientras piensan en un mañana con beneficios.
Google está preparada para una carrera de fondo: cuenta con un flujo de ingresos estable mientras avanza en esta aventura. Los resultados del tercer trimestre de Alphabet hablan de más 100.000 millones de dólares en ingresos y 31.000 millones de beneficio. Por cierto, la mayor parte viene de la publicidad, aunque los 15.000 millones por Google Cloud son un brote verde de la IA en sus cuentas.
Por otro lado, conviene recordar que Google lleva años diseñando sus TPU para Google Cloud y con su séptima generación por primera vez lo venderá a otras empresas, entre ellas a Anthropic para su IA. Desde luego, en este mercado está a años luz de Nvidia, pero es otra forma de lucrarse con la inteligencia artificial que ya está pagando y mucho a la empresa liderada por Jensen Huang.
Si bien es cierto que ni en la batalla de la IA la competencia ha dicho la última palabra ni los juicios todavía son definitivos, con posibles apelaciones y medidas por tomar, Google ha esquivado muchas balas este 2025 y ha hecho muchas decisiones acertadas para empezar el año que viene intacta y ganando más dinero que nunca. Pero no es como empieza, sino como acaba.
Portada | Foto de Adarsh Chauhan en Unsplash
–
La noticia
Para Google, 2025 podría haber sido un año terrorífico. Va a acabar siendo uno de los mejores de su historia
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Eva R. de Luis
.




































