“Perú es clave”. El reciente nombramiento de Robert Prevost como el nuevo papa de la Iglesia Católica ha causado gran revuelo en Perú, luego de que se diera a conocer que el pontífice electo posee la nacionalidad peruana. Prevost, nacido en Chicago, Estados Unidos, hace 69 años, fue elegido en el cónclave que concluyó con la famosa fumata blanca de la Capilla Sixtina, en El Vaticano, para suceder al Papa Francisco, quien falleció el pasado 21 de abril a los 88 años.
Lo que sorprendió aún más a los peruanos es que Prevost se convirtió en el primer pontífice estadounidense y el segundo de América. Su vinculación con Perú es profunda, pues durante más de 40 años desempeñó labores pastorales en diversas ciudades del país, comenzando en Chiclayo y luego como obispo de esa misma localidad.
A lo largo de su carrera, Robert Francis Prevost también trabajó en la arquidiócesis de Trujillo, estableciendo una conexión muy fuerte con la comunidad religiosa local, lo que lo llevó a tramitar su DNI peruano tras años de servicio.
Emoción en Perú: así reaccionaron las redes
La noticia de que Robert Prevost, elegido como el nuevo papa León XIV, es nacionalizado peruano ha generado una ola de emoción y sorpresa en las redes sociales. Muchos peruanos expresaron su orgullo por el hecho de que un hombre de la iglesia tan cercano a Perú haya llegado a tan alto cargo en la Iglesia Católica.
Leon XIV envió saludo a Chiclayo
Durante su presentación como nuevo líder de la Iglesia Católica, Robert Prevost, quien asumió el nombre de papa León XIV, dirigió un mensaje lleno de afecto y gratitud a su “querida Diócesis de Chiclayo”, un lugar con el que mantiene una conexión especial. En un emotivo saludo desde el balcón de la basílica de San Pedro, el pontífice destacó el apoyo y la fe inquebrantable del pueblo chiclayano, al afirmar:
“Y si me permiten también un saludo a todos aquellos, en modo particular, a mis queridas Diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo.”
Este gesto de afecto hacia la comunidad peruana subraya la profunda relación que Prevost tiene con el país, donde ejerció gran parte de su ministerio, especialmente en su etapa como obispo en Chiclayo.
En su discurso, el papa León XIV también aprovechó la ocasión para hacer un llamado a la unidad y la construcción de paz, pidiendo a todos que trabajen juntos para “construir puentes de paz” y, al mismo tiempo, buscando la Justicia. Afirmó que este proceso debe realizarse sin miedo, transmitiendo un mensaje de esperanza y convivencia pacífica.
El papa también expresó su reconocimiento y gratitud hacia su antecesor, Papa Francisco (Jorge Bergoglio), destacando su legado y el trabajo que ha dejado en la Iglesia. En sus palabras, recordó el amor incondicional de Dios hacia todos: “Dios nos ama a todos incondicionalmente.” Este mensaje de paz y unidad resuena no solo con los fieles de Chiclayo, sino con los creyentes de todo el mundo.
¿Qué significa León XIV, el nombre del nuevo papa?
El nuevo papa Robert Prevost eligió llamarse León XIV para seguir una tradición de papas que han adoptado este nombre, el cual tiene un fuerte simbolismo. El nombre “León”, que proviene del latín y significa “león”, está asociado con cualidades como valentía, fortaleza y liderazgo. Escoger este nombre refleja la intención de los papas de ser líderes firmes y guardianes de la fe, transmitiendo la fuerza y vigilancia que el león representa en muchas culturas.
Este nombre fue primero adoptado por León I el Magno, quien lideró la Iglesia Católica desde 440 hasta 461 y es reconocido por su gran influencia teológica y su capacidad para defender la Iglesia, especialmente cuando se reunió con Atila el Huno para evitar la invasión de Italia en el siglo V. Su legado ha sido destacado por papas posteriores, como Benedicto XVI, quien calificó su papado como uno de los más importantes en la historia de la Iglesia.
La elección de León XIV también busca evocar este legado de valentía, liderazgo y defensa de la fe, tal como lo hizo el papa León XIII en 1878, quien renovó la relación de la Iglesia con el mundo moderno.