Spotify acaba de anunciar sus resultados financieros trimestrales, y llegan con noticias agridulces, aunque no tanto como la revuelta que se gesta dentro de su propio catálogo: algunas bandas están abandonando la plataforma despuñes de que se haya descubierto la vinculación de su CEO con la industria armamentística. Un nuevo golpe a la imagen de la plataforma, poderosa e influyente como pocas, pero que no termina de encontrar la aprobación de muchos artistas.
El problema. El conflicto principal está en la vinculación de Daniel Ek, fundador y CEO de la plataforma, con la ‘start up’ alemana Helsing, una empresa especializada en software militar basado en inteligencia artificial que desarrolla un dron de combate llamado HX-2, que puede alcanzar objetivos a 100 kilómetros de distancia. El apoyo financiero de Ek a Helsing es frontal: a través de Prima Materia, un fondo de inversión que co-creó en 2021, Ek inyectó ese mismo año 100 millones de euros a la empresa bélica. A esto se han sumado otros 600 el pasado mes de junio.
La reacción. Esto es lo que ha hecho que muchos grupos alcen la voz en contra de esta inversión. Ya en 2021, lo hicieron gente como Darren Sangita o Skee Mask, pero ahora, tras el llamamiento al boicot de los experimentales Deerhoof y Xiu Xiu, llega el abandono de un par de bandas independientes de fama internacional, King Gizzard & The Lizard Wizard y los mexicanos Café Tacuba. El fenómeno es especialmente llamativo porque los primeros son enormemente prolíficos, con 27 álbumes desde 2012. Esto hará que el abandono lleve tiempo, al tener que coordinarse una buena cantidad de sellos y distribuidoras.
Otras espantadas. King Gizzard y Café Tacuba son los últimos en irse, pero ha habido muchos otros grupos y solistas que lo hicieron antes. Neil Young fue un caso notorio, denunciando que el podcast de Joe Rogan, producido por Spotify, estaba entregado a la desinformación sobre el el COVID-19. Le siguieron artistas relevantes como Joni Mitchell, James Blunt o los miembros de Crosby, Stills and Nash. Aún más mediático fue el casi de Taylor Swift, que en 2014 eliminó toda su música de la plataforma, alegando que el servicio de transmisión no pagaba lo suficiente a los artistas. Snoopp Dogg lo hizo este mismo año por razones similares. Prácticamente todos los artistas mencionados han acabado volviendo a la plataforma.
Una rebelión organizada. Especialmente en entornos alternativos y más comprometidos políticamente se está gestando cierto malestar con la plataforma, que sin duda tiene paralelismos con la negativa de muchos artistas a participar en festivales este verano vinculados al fondo de inversión israelí KKR. En el caso de Spotify, ya hay manifiestos que enumeran alternativas a la plataforma, y que tienen más catálogo, mejores precios o, sencillamente, una ética más acorde con la filosofía de los grupos o los suscriptores.
Las cuentas. Todo esto llega en un momento clave para Spotify, que ha anunciado pérdidas de 86 millones y el anuncio de la ampliación en 857 millones del plan de recompra de acciones (todo ello en contraste con un beneficio de 274 millones en el mismo período del año pasado). Por otra parte, los usuarios siguen creciendo: los activos han subido un 11% y los suscriptores ‘premium’, un 11,6. Sin duda el dato más importante es la subida de la cifra de negocio, un 10% más, llegando a los 4.193 millones.
¿Cómo son posibles, entonces, esas pérdidas millonarias? Spotify lo achaca al impacto de los costes financieros asociados al personal y al marketing. Habrá que ver si el abandono de artistas, ninguno extremadamente masivo de momento, acaba afectando aún más a sus cuentas.
Imagen | Xataka – Cezar Sampaio en Unsplash
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La noticia
Si tu grupo favorito se ha ido de Spotify, no te extrañes: están boicoteando las inversiones en guerra de su CEO
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John Tones
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