
Regis McKenna fue desde la fundación de Apple, uno de los asesores más cercanos a Steve Jobs. A sus espaldas atesora numerosos méritos en el ámbito del marketing y no solo para la firma de Cupertino, sino también para Intel, Compaq y otras gigantes de Silicon Valley.
Tanta fue su aportación y sabiduría, que McKenna no tuvo otra que salir de su merecido retiro para atender una petición de Steve Jobs. Fue en el año 2010, cuando el iPhone 4 acaparó numerosas portadas y no precisamente por algo positivo. Estaba comenzando el ya mítico Antennagate.
Decir que lo estamos sujetando mal no era la mejor idea
En junio de 2010, el iPhone 4 estaba preparado para arrasar en ventas y ser la confirmación de que los móviles de Apple habían llegado para quedarse. Y a la postre lo lograría, logrando vender casi dos millones de unidades en apenas tres días. Y quizás por eso, sus problemas fueron aún más vistosos.
El término Antennagate describía uno de los fallos de fabricación más importantes que se recuerdan en un iPhone. Y es que se detectaron importantes pérdidas de cobertura en el iPhone 4 cuando el usuario lo sujetaba de una determinada forma. Especialmente cuando tapaba la unión entre las dos bandas metálicas del marco.
Para el recuerdo quedará el famoso «lo estáis sujetando mal» de Steve Jobs, que realmente se le atribuye de esta forma, pero no fue tal. En un correo remitido a un cliente que le manifestaba la queja, el por entonces CEO de Apple le restaba importancia diciéndole que «lo único que hay que hacer es no sujetarlo de esa forma». Y al final solo sirvió para incendiar más los ánimos de los consumidores.
Y entonces, apareció McKenna
Ya en aquel 2010, Apple era una empresa gigante. No solo en ingresos o reputación, sino también en estructura. Tenían un enorme equipo de marketing que probablemente se viese desbordado ante la crisis del Antennagate. Pero Jobs prefirió confiar en alguien de fuera. Y no en cualquiera.
Reggis McKenna ha contado en algunas ocasiones como un día recibió una llamada de Steve Jobs. Ya tenía 70 años y estaba en Hawái, disfrutando de su retiro. «Steve me dijo que tenía un gran problema», recuerda el que fuese asesor de Apple en otra época.
Jobs le explicó con detalle el problema del iPhone 4 y cómo la compañía estaba enfrentándose a una tormenta mediática para lo que no tenían precedentes. Estaba perdido. O, mejor dicho, estaban perdidos.
A pesar de tener un enorme equipo de marketing y comunicación en Apple, Jobs s quería un enfoque claro, honesto y firme para reconducir la crisis sin dañar la reputación de la marca. Y justamente eso fue lo que obtuvo de McKenna, quien no habría dudado en dejar su retiro para estudiar el caso y ofrecer una estrategia. Aunque al final, la solución se dio en esa breve llamada.
Apple habló abiertamente del caso tras el consejo de McKenna
McKenna recomendó a Jobs no centrarse en disculpas excesivas ni en esconder el problema, sino en ser transparentes, respaldar sus argumentos con datos y poner el fallo en contexto, mostrando que existían problemas similares en otros dispositivos de la competencia. En resumidas cuentas, que fuesen honestos, contextualizando el problema para darle la importancia que realmente tenía. Ni más, ni menos.
Y Jobs le hizo caso. Apple logró controlar la crisis rápidamente y recuperar la confianza del público, demostrando el valor de escuchar a un asesor externo incluso en momentos críticos. Aunque el problema del iPhone 4 no era mentira y se tuvieron que aplicar soluciones importantes.
Desde regalar fundas y bumpers que no dificultaban la recepción de la señal, hasta numerosas actualizaciones de software. Ya para la siguiente generación, la del iPhone 4s, se rediseñó la antena para impedir que se volviese a producir un problema similar.
Imagen de portada | Fast Company
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La noticia
«Steve Jobs me llamó porque tenía un gran problema». El día que Regis McKenna salió de su retiro para aconsejar a Apple ser honesta
fue publicada originalmente en
Applesfera
por
Álvaro García M.
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