La frontera entre la tecnología y el bienestar mental se difumina con una nueva tendencia que está captando la atención global: la manifestación de deseos asistida por inteligencia artificial (IA). Esta práctica, que se apoya en avatares digitales y escenarios simulados, está llevando la conocida técnica de visualización a una dimensión completamente nueva.

Tradicionalmente, la visualización de metas se realizaba con métodos como los «vision boards», una herramienta analógica de collage. Hoy, esa práctica ha evolucionado. Influencers y usuarios de redes sociales utilizan herramientas de IA generativa como Sora, Veo y Freepik para crear vídeos inmersivos. En estos clips, un avatar digital que los representa viaja en un jet privado, da discursos en conferencias o logra hitos personales, como si fueran el «tráiler» de su propia vida deseada.
Este fenómeno va más allá del simple entretenimiento. Expertos en psicología, como la doctora Jennice Vilhauer, señalan que esta tendencia se alinea con principios de la terapia cognitivo-conductual. La visualización constante de un futuro deseado refuerza la creencia de que es posible, lo que motiva a las personas a tomar acciones concretas en el mundo real. En este sentido, la IA no es un atajo para el éxito, sino un poderoso catalizador para la motivación intrínseca.
La IA también se utiliza para la planificación. Los usuarios pueden describir su escenario ideal a herramientas como ChatGPT y pedirle que desarrolle una hoja de ruta con pasos prácticos para alcanzarlo. Esta sinergia entre la visualización inmersiva y la planificación estratégica demuestra el potencial de la tecnología para ir más allá de la productividad y convertirse en un socio para el desarrollo personal y la salud mental.
En un mundo cada vez más digitalizado, esta tendencia plantea una pregunta crucial: ¿Estamos presenciando el inicio de una nueva forma de terapia o crecimiento personal, donde las simulaciones y la IA se convierten en herramientas fundamentales para dar forma a nuestro futuro?