China ha ido tejiendo, poco a poco, una red de poder en torno a los minerales críticos: primero las tierras raras, después el cobre y ahora el germanio. Aunque su nombre apenas diga nada al gran público, este metal es imprescindible para la industria de defensa —desde los sistemas de visión nocturna de los cazas hasta los satélites— y para las fibras ópticas que sostienen internet. Hoy casi no queda en el mercado, su precio se ha quintuplicado en dos años y el origen del colapso tiene un nombre claro: Pekín.
El origen de la crisis. Hace dos años, China anunció controles a la salida de germanio, galio y antimonio en respuesta a las restricciones de Estados Unidos y Países Bajos sobre semiconductores avanzados. Sin embargo, el verdadero golpe llegó a finales de 2024: las exportaciones de germanio se desplomaron, dejando a los comerciantes sin suministro.
Terence Bell, de Strategic Metal Investments, reconocía a Financial Times que llevaba seis meses sin poder comprar ni un gramo. “La situación es desesperada”, aseguró. Aaron Jerome, de Lipmann Walton & Co, describió un mercado devastado: “Antes podíamos comprar 100 kilos; ahora tenemos suerte si conseguimos 10, y al triple de precio”. Y Christian Hell, de la casa comercial Tradium, añadía al mismo medio que la demanda estaba “por las nubes” y que recibía a diario consultas desesperadas de empresas de Estados Unidos y Europa.
Las cifras confirman el colapso. Según un análisis de Silverado Policy Accelerator citado por Financial Times, entre enero y julio de este año las importaciones de germanio a Estados Unidos desde China cayeron un 40%. El resultado ha sido una escalada de precios sin precedentes: de apenas 1.000 dólares en 2023 a casi 5.000 dólares en septiembre de este año. Se trata del nivel más alto registrado desde 2011.
Un papel estratégico. La importancia del germanio no está en su rareza geológica, sino en que es muy difícil de extraer, ya que se obtiene como subproducto del zinc y del carbón. Además, su uso en defensa es insustituible para sistemas de imagen térmica en cazas, drones y satélites.
En el sector civil, se utiliza en fibra óptica, paneles solares y chips. “Encontrar materiales sustitutos es complicado, porque implicaría un rediseño completo y una pérdida de precisión inaceptable en aplicaciones militares”, explicaba la analista Caroline Messecar en Financial Times.
Por estos motivos, según estimaciones de la agencia Fastmarkets, la demanda mundial ronda los 180-200 toneladas anuales de germanio.
Una pieza más de un tablero mucho más amplio. En Pekín han convertido los minerales críticos en armas geopolíticas. A finales de 2024, prohibieron la exportación de galio, antimonio y germanio a Estados Unidos, y poco después añadió escandio y disprosio, esenciales en chips, telecomunicaciones y almacenamiento.
La estrategia detrás del gigante asiático es acaparar el control de toda la cadena. Por citar algunos ejemplos, China posee el 4% de las reservas mundiales de cobre, pero controla el 49% del refinado global. “Más que acumular materias primas, China está construyendo un cuello de botella intencional en la cadena de suministro”, ha detallado mi compañero en Xataka. Lo mismo ocurre con el tungsteno, donde controla el 83% del suministro mundial y endureció los controles de exportación en febrero de 2025, lo que disparó los precios un 55%.
En palabras simples: Pekín busca ser imprescindible. Controla el eslabón más valioso —el procesado— y con él condiciona el acceso global a los metales estratégicos del siglo XXI. No obstante, su poder no es absoluto: depende de importar concentrados de países como Chile, Perú o México. Si alguno de esos socios cambia de posición —México, por ejemplo, ya impuso aranceles del 50% a productos chinos en 2025—, Pekín se arriesga a un corte de suministros vitales. Además, esa estrategia de control tiene un precio: las fundiciones chinas de cobre trabajan con márgenes negativos y algunas han tenido que cerrar.
Un movimiento a contrarreloj. Ante el bloqueo, los grandes consumidores de germanio intentan moverse rápidamente. Por un lado, en Estados Unidos, el gigante de defensa Lockheed Martin firmó en agosto un acuerdo directo con la surcoreana Korea Zinc para asegurarse suministro, algo inédito hasta ahora. LightPath Technologies, con apoyo del Gobierno, trabaja en alternativas ópticas, aunque su director Sam Rubin advierte en FT: “Nadie va a rediseñar un sistema existente hasta que sea inevitable”.
Por otro lado, las opciones son escasas. Umicore en Bélgica y Teck Resources en Canadá producen algo de germanio, pero insuficiente. Alemania ya advierte que, si la crisis se prolonga, su industria automotriz podría detener parte de la producción en cuestión de semanas. La Cámara de Comercio Europea incluso ha pedido a Pekín que libere suministros para las fábricas de chips.
El proveedor histórico, Rusia, también ha quedado fuera del tablero. Durante años fue una de las fuentes principales de germanio para Occidente, gracias a su producción asociada a la minería de zinc y carbón. Sin embargo, las sanciones internacionales por la Guerra de Ucrania cortaron ese flujo casi por completo. Moscú sigue produciendo, pero sus exportaciones se dirigen ahora hacia China y países que no participan en las sanciones, según FT. Para Estados Unidos y Europa, eso significa haber perdido otra vía de suministro en el peor momento posible, lo que ha reforzado aún más el dominio de Pekín.
Mirando al futuro. En Alemania, un grupo de investigadores de la Universidad Técnica de Freiberg trabaja en un método sorprendente: extraer germanio de plantas tras procesos de fermentación para biogás. De momento, solo logran unos miligramos por litro, pero aspiran a alcanzar un gramo, lo que abriría la puerta a una producción sostenible y local.
Del anonimato a elemento clave. El germanio se ha convertido en símbolo de una nueva era: la de los minerales como armas estratégicas. Como ha señalado Financial Times, la demanda no deja de crecer mientras la oferta se estrecha. Y la lección es clara: en un mundo electrificado y militarizado, quien controle los minerales críticos, controlará el poder.
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La noticia
Un rarísimo elemento de la tabla periódica está desatando una nueva batalla geopolítica con China: el germanio
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alba Otero
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