No he metido mi móvil Android en el frigorífico solo para la foto de portada: lo he hecho más de una vez esta semana, en la que he dejado a Gemini como principal protagonista y gestor de mi vida diaria. Quise comprobar hasta dónde es capaz de llegar la IA de Google como copiloto, y lo cierto es que me ha sorprendido: para bien en algunas cosas, para mal en otras.
Después de planificar mis vacaciones del año pasado y usarlo como detector de fake news, voy a darle muchas más responsabilidades. La promesa de la IA siempre ha sido la misma, al menos de cara al usuario: un asistente personal que nos libere de tareas tediosas para centrarnos en lo importante. Pero, ¿es real esto con Gemini? ¿Puede una IA, a día de hoy, gestionar mi caos cotidiano? Te cuento mi experiencia.
Las reglas del juego
Tengo asimilado el uso de la IA como herramienta en varios ámbitos de mi vida diaria, pero ceder el control total casi a cada paso que doy me incitaba cierto temor. Y eso que conozco las capacidades de Gemini, sea en su versión de asistente para cuestiones rápidas, en Gemini Live usando la cámara y la voz o en el chatbot para cuestiones de mayor complejidad.
También en Meet, Gmail, Drive e incluso Google Fotos: Gemini es omnipresente en los servicios de la firma americana. Así, lo he usado en sus diversas facetas para planificar algunas tareas laborales, crear la lista de la compra, organizar una escapada para el fin de semana y algunas acciones más.
Mi regla principal ha sido una: intentar seguir las sugerencias de la IA al pie de la letra, por extrañas o genéricas que pudiesen parecer, y usarla como primera opción para cualquier consulta o decisión. No importa que la haya usado en mi PC de escritorio, portátil o smartphone.
Gemini en el trabajo es útil
Algunas de las tareas que le he encomendado son ya casi rutinas para mí: comprobar mi bandeja de correo con un «resume mis correos importantes» y crea una lista de tareas prioritarias si es necesario. Otra como «pónme una alarma media hora antes de la reunión» también es muy frecuente en mis mañanas.
En estas, Gemini se defiende muy bien: las extensiones, ahora renombradas a aplicaciones, han conquistado la mayor parte de los servicios de Google, permitiendo una interconexión entre estos bastante profunda.
- «¿Cuándo es mi próxima reunión de equipo?»
- Gemini: «El 31 de julio»
- «¿Puedes crearme una alarma para ese día media hora antes de la reunión?»
- Gemini: «Alarma configurada».
Todavía me sorprende lo bien que conjunta las capacidades de IA generativa, la comprensión del lenguaje y las habilidades de «asistente clásico». De igual manera, me gustaría probarla para registrar nuestras reuniones de Meet y aprovecharme de esa información para preparar las siguientes, algo que todavía no puedo hacer.
La creatividad se le da bien: alguna que otra vez he sujetado rápidamente el móvil para pedirle ayuda al asistente mientras escribo un artículo. «¿Cómo puedo empezar un artículo que va sobre X? Dame dos enfoques diferentes». O una simple duda sintáctica o gramatical al redactar, a lo que Gemini responde casi ipso facto. Es importante cambiar entre modelos (tengo disponible el ‘Pro’) dependiendo de la situación, quizá una de las cosas más molestas cuando necesito celeridad.
Volviendo a los correos y a la productividad, ya utilizo cuando la ocasión lo merece, Gemini para elaborar respuestas: «Escribe un borrador para responder lo que me piden en este», es uno de los ejemplos. Eso sí, no se me olvida revisarlo, como tampoco cambiar el tono si así lo necesita.
«Resume esta nota de prensa», «¿Qué hay importante en este informe sobre X marca?» Cualquier pregunta, siempre que maneje un buen material, es respondida y resuelta por Gemini con solvencia. Esto es tremendamente útil para agilizar muchas tareas de mi trabajo.
Igual que en mi vida diaria
Llevar estas utilidades de Gemini a mi vida personal no fue, para nada, complicado. Empezando por la sencilla planificación de mis comidas: «Créame un plan de almuerzos y cenas saludables para esta semana». Sin embargo, como Gemini se inspira y comienza a dar diversos platos que quizá no pudiese hacer, pensé en compartirle fotos de mi nevera.
Ahí es donde realmente se luce, en su carácter multimodal: Gemini acepta entrada por texto, audio e imágenes. Al ser capaz de analizar qué alimentos quedaban en mi frigorífico, adaptó el menú semanal a algo más factible para mí. Es cierto que en mi nevera escaseaban básicos como fruta y verdura, así que le dije «dame una lista de la compra con lo que me falta por comprar para completar el menú». Se produjo la magia, solo hubiese faltado que hiciera la compra por mí.
Un pequeño asterisco: para estos casos me gusta usar la modalidad Gemini Live dándole acceso a la cámara, pero es necesario sujetar el móvil mientras conversas, algo no muy indicado para analizar muchos elementos. Es por ello que elegí la opción de compartirle las imágenes.
El siguiente reto: planificar sesiones de ejercicio. «Diséñame una rutina de ejercicios de 30 monutos para hacer en casa sin equipamiento y con un poco de cardio». Fácil, sencillo y al pie. Gemini se desenvuelve realmente bien en tareas en las que deba buscar y organizar información, porque eso es realmente lo que hace. Esta acción, la guardé y fijé como conversación en la app de mi móvil para así no perder la conversación donde tengo la rutina de ejercicios.
Llegó el fin de semana y como quería hacer planes sencillos, se los delegué a la IA de Google: «Este sábado quiero hacer una excursión de un día desde mi pueblo. Dame tres opciones que incluyan naturaleza, un lugar donde comer barato y cómo llegar en coche».
En apenas unos segundos tenía una respuesta que me sirvió: un lugar con un estanque natural donde echar el día, un restaurante cercano y la ruta en Google Maps a un toque de pantalla. Solo me faltó eso, tocarla, cuando estaba montado en el coche dispuesto para disfrutar de un día libre.
A la noche, sentado en el sofá, no usé su versión de asistente sino el propio chatbot para indagar sobre qué ver en la tele: «basándote en que acabo de terminar ‘Severance’, recomiéndame tres series similares y dime en qué plataforma están disponibles en España». Me he puesto a ver Devs de Disney+ tras preguntar a Gemini.
Pero en casa no todo es entretenimiento y ocio. También es, en parte, tareas domésticas como poner la lavadora, cocinar una rica carne guisada o una llamada pendiente para unas pruebas médicas. «Pon un temporizador de 25 minutos para acordarme de remover el guiso». «Ok Google, recuérdame a las 5 de la tarde que llame al hospital». Son órdenes sencillas pero que Gemini ya consigue responder con solvencia como hacía Google Assistant.
Hablando de hogar, sí, también ha sido una semana de controlarlo todo desde mi móvil. O casi todo: teniendo actualmente un Galaxy y siendo mi nevera de Samsung, he echado en falta la interoperabilidad con SmartThings. Es algo que podría llegar perfectamente, no en vano, Samsung colaboró con Google para que Gemini tenga acceso a apps de la surcoreana como el calendario o las notas. Ahora bien, para mis luces traseras del televisor compatibles con Google Home, sin problemas.
Un imprevisto me hizo acudir a una farmacia de guardia, pero como no tenía los hotarios rotatorios pregunté a Gemini. Aquí es donde más me ha fallado durante esta semana: en esencia, al buscar en Google, la IA no consigue encontrar resultados que satisfagan mi pregunta. En cambio, me dio opciones alternativas fuera de mi localidad que tenían horarios extendidos por la noche. Tarea conseguida, a medias.
Más allá de las tareas serias, también quise explorar el lado más lúdico de Gemini. Probé dos órdenes creativas: «Quiero cambiar el fondo de pantalla de mi móvil: hazme una nueva imagen en ratio 20:9 que sea minimalista y que muestre un árbol en un lago paradisíaco» y «Hazme un sticker para WhatsApp de un gato tomando café mientras lee un libro». En ambos casos, el resultado fue instantáneo y sorprendentemente bueno. En segundos tenía varias opciones de fondos de pantalla de buena calidad listos para usar, y el sticker era exactamente lo que había pedido. Aquí no hay debate: su capacidad para generar contenido visual rápido y a la carta es, sin duda, una de sus facetas más pulidas y divertidas.
Gemini es un copiloto, no un piloto automático
Tal cual. Por mucho que la IA generativa sorprenda y consiga ser una gran herramienta para muchas tareas del día a día, tiene sus pegas. Es fácil que tenga alucinaciones por culpa de datos incorrectos: en mi salida del sábado me recomendó un restaurante que está cerrado desde hace unos meses. Tampoco es algo que estropee mucho su finalidad, pero hay que tener en cuenta que, si Google tiene un dato mal, Gemini lo tomará como válido y también se equivocará.
Por otro lado, he notado la falta de contexto personal. Es decir, en ciertos momentos, sus sugerencias —aunque lógicas— chocaban con mi realidad. Tuve que insistir en la rutina de ejercicio por ser demasiado ligera, o sobre el día libre, no tuvo en cuenta que hacía un calor de muerte.
Gemini está al mismo nivel que el vetusto Asistente de Google en comandos para controlar dispositivos (poner música, enviar contenido a la tele, etc), pero hay momentos en los que una cadena de comandos de voz se vuelve más lenta y frustrante que simplemente hacer la tarea de forma manual. Me ha pasado en esta semana, con cuestiones como encontrar un enlace con información para compartir por WhatsApp o marcar un elemento en una lista de Google Keep.
El cambio es permanente en mi móvil: para mí, Gemini ya es mejor que Assistant, incluso para acciones en el propio dispositivo o de interoperabilidad
Mi conclusión principal es que, tras una semana, puedo afirmar que Gemini no está listo para ser un piloto automático que gestione mi vida de forma autónoma. Quizá los agentes, que ya están en camino, resuelvan esto, personalizando la experiencia y actuando por sí mismos. Aunque debo ser justo, y es que esto demuestra que el diseño actual de los asistentes de IA todavía no está enfocado en esa autonomía total.
Y, sin embargo, no quita que la IA de Google es un gran copiloto de vida: es una herramienta muy potente para tareas específicas y delegadas (resume esto, planifica aquello), pero siempre o casi siempre necesita supervisión, contexto y la decisión final de un humano.
Ahora bien, este pequeño experimento ha sido muy útil para mejorar mis hábitos. Para empezar, porque me hizo más consciente de mis patrones de trabajo y ocio, y después, porque sus sugerencias siempre viraron hacia lo óptimo (también a lo políticamente correcto). Sea como sea, ya sé de primera mano cómo y dónde una IA puede ayudarme a ser más eficiente, creativo o a aprovechar mejor mi tiempo.
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La noticia
Dejé que la IA de Gemini organizara mi día a día durante una semana: he descubierto para qué es increíblemente útil
fue publicada originalmente en
Xataka Android
por
Pepu Ricca
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