Cada vez estamos viendo más móviles dentro del ecosistema Android que superan la barrera de los 5.000 mAh de las baterías gracias a nuevos materiales y el buen hacer del diseño, pero reconozco que a título personal no me interesan: busco un móvil ligero, manejable y con una buenísima carga rápida.
La carga rápida es la solución a muchos de mis problemas con el móvil
Mi día a día es de lo más variopinto: un día normal puedo estar casi todo el rato en casa, donde apenas miro el móvil más allá de perder el rato en Instagram o ponerme al día en X/Twitter. Sin embargo, otros días me tengo que ir de viaje a cubrir un evento: Google Maps, haciendo uso de la cámara a full y con las apps de trabajo echando fuego. El día y la noche del uso: a veces me sobra, otras me falta. Y eso que hoy en día las baterías en general dan la talla.
Por otro lado, no llevo bolso y en verano mi móvil me tiene que caber en el bolsillo del short o la falda, así que agradezco enormemente todos los gramos y milímetros que el fabricante pueda restar. Me gustan los móviles compactos, pero ya nos enseñaron Los Simpson que no se puede llevar todo lo que has comprado en el super en solo una bolsa y que no pese. No importa: la solución siempre estuvo en la carga rápida.
La carga rápida se ajusta mejor a mi estilo de vida tan variable: no soy de esas personas que dejan el teléfono cargando toda la noche, sino que voy más sobre la marcha, lo que implica mientras me estoy preparando para salir que no queda demasiada batería: lo cargo cuando lo necesito y no tengo que esperar demasiado.
Con un móvil relativamente compacto y manejable (lo que hay hoy en día, que tampoco es mucho) con una carga verdaderamente rápida me apaño. Y sí, lo hago tirando de una power bank o de un enchufe y listo. No es un drama y es algo que en esos días laborales a full acabo haciendo más pronto que tarde.
Paradójicamente, con la carga rápida cuido de mi batería. Solo tengo que configurar un límite de carga al 90% en los ajustes y a funcionar. ¿Que baja? Pues lo cargo unos minutos. Desde luego, es un hábito mejor que dejarlo todo a una batería de gran capacidad, cargarla a tope y dejar que se drene por completo.
Por otro lado, me he olvidado de la ansiedad del porcentaje de batería. Ese icono de la batería que se va vaciando y esa cifra que desciende hasta cifras preocupantes como el 30% que constituyen la antesala del crítico 20% a rojo. Por olvidarme, me he olvidado hasta de esos modos de bajo consumo: a mí dame un enchufe, pocos minutos y ya tengo móvil para aguantar horas.
Para mí la carga rápida ha hecho que cambie la forma en la que uso el móvil y que por ejemplo marca la diferencia con mi iPhone 15 Pro, con una batería no demasiado grande y una carga lentísima, sea enorme.
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Portada | Iván Linares
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La noticia
Hace tiempo que no me preocupo por los mAh de la batería a la hora de elegir un móvil. Ya solo me fijo en la carga rápida
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Xataka Android
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Eva R. de Luis
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